domingo, 2 de fevereiro de 2020

Perdonar se acaba pagando

Vinícius Junior tiene un problema de gol, pero su calidad no se discute. Pocos jugadores tienen su capacidad para romper al rival más cerrado. El derbi le ofreció un desafío a su altura y respondió de forma notable, encontrando un pasillo minúsculo por donde servir a Mendy y romper al Atlético, siempre fiero en el Bernabéu. Ni las ausencias desfiguran al equipo rojiblanco, que nunca perdió la cara al partido.
De un tiempo a esta parte, los derbis del Bernabéu se juegan a lo que decide Simeone. Quizá por eso se le silba tanto y se le dedican cánticos en el estadio enemigo. Ni siquiera la plaga de bajas que desfiguró la alineación del Atlético cambió el decorado de igualdad de cada derbi. Zidane repitió el dibujo de la Supercopa, con cinco centrocampistas más Benzema, que en la práctica viene a ser como jugar con seis medios. El desborde quedaba para los laterales, asunto sencillo de controlar para un equipo tan bien parado atrás como el Atlético.
En la primera mitad del partido quien más y mejor llegó fue el Atlético. Mendy tuvo que acudir como en Pucela para rebañar un gol de la bota de Correa, tras un error de Benzema en zona defensiva. Vamos, por estar donde no debía. El propio Correa persiguió una colada de Vitolo y estrelló su remate en el poste. El canario disfrutó con la libertad de movimientos, por detrás de Morata, que le dio su técnico. Saúl también probó con un remate al lateral de la red tras un córner. Y reclamó un penalti por derribo de Casemiro, que pareció más un traspiés que un derribo. ¿Qué ofreció el Madrid a cambio? Control sin llegada. Más allá de un remate de Ramos pifiado tras un error de marca en un córner, el único tiro entre los tres palos del equipo de Zidane vino sobre el descanso, un tiro de Modric inocente, bien blocado por Oblak.
El reconocimiento de que el asunto no funcionaba fue el cambio doble de Zidane: Lucas y Vinícius por Isco y Kroos. De superpoblar el centro del campo a abrir las bandas. Al minuto de la continuación ensayó Valverde, bien replicado por Oblak. Y si el Madrid metió delanterosel Cholo se quedó sin ariete. Morata se retiró, renqueante y silbado, para dejar a Correa de náufrago, a ver si cazaba un balón largo con su velocidad.
Estaba la partida en tablas a la espera de que in alfil rompiera en diagonal. Lo normal es que hubiera sido Vinícius. Participó el brasileño descubriendo el pique de Mendy, al espacio, perfecto, como el servicio del lateral y la finalización de Benzema. 'Vini', al atraer la atención de la zaga, descifró el acertijo como nadie. Un 1-0 ante el Atlético es un tesoro.
El Madrid se sintió cómodo con viento a favor. Felipe y Oblak tuvieron que emplearse para anular las acciones de Benzema y Vinícius. Además, el Atlético acusó la desventaja y perdió pujanza, sobre todo en la presión. Los partidos son largos y tantas ausencias suelen acusarse. Con un gol en contra decidió el Cholo quitar a Vitolo. Cierto es que había perdido gas, pero siempre es llamativo restar calidad en el tramo final. Entró Carrasco, recién “refichado”, y dos minutos después metió a Camello para quitar a un pivote, Thomas, lo que parecía más lógico.
A la espera de una contra, el Bernabéu rumiaba algún susto final y recibió entrega defensiva de su equipo. Sin mucho gol, porque no lo tiene, el Madrid es una rocay la prueba fue el despliegue de Valverde, conmovedor, en el 80' que puso en pie al graderío. Esa entrega que siempre enamoró al Bernabéu, y que no todos entienden. La plenitud del 'Pajarito', con esas botas de siete leguas con las que llega a cualquier rincón del campo, clausuró un derbi gobernado por la fortaleza del Madrid. Un bloque de granito.

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