Lucas Vázquez cumplirá 29 años el próximo 1 de julio. Y es de ese grupo de elegidos que puede presumir de haber jugado más de 200 partidos con la camiseta del Real Madrid (201 para ser exactos). El de Curtis (A Coruña) es el típico caso de canterano que necesitó emigrar para demostrar el potencial que tenía. Tras dar un gran rendimiento en el Castilla (donde jugó 92 partidos y fue titular en el ascenso a Segunda en 2012), triunfó en el Espanyol (2014-15), ganándose el regreso a casa para jugar junto a Cristiano, Ramos, Modric y compañía. Lo pidió Rafa Benítez y costó sólo un millón de euros repatriarlo para el Bernabéu. La afición no olvida ese primer penalti en la tanda triunfal de Milán en la final de Champions contra el Atleti, en 2016, que reflejó los nervios templados y la autoconfianza de Lucas. Ha puesto su granito de arena en los diez títulos ganados en su etapa de blanco (3 Champions, 1 Liga, 3 Mundiales de Clubes, 1 Copa del Rey y 2 Supercopas de Europa).
Sus números demuestran que estos años se ha comportado muchas veces como el jugador número 12. Siempre dispuesto a cerrar su banda, incluso de ponerse de lateral derecho si el guion lo ha exigido. Y basta constatar que además de sus 24 goles en estos años, ha dado nada menos que 46 asistencias (a nueve de promedio por temporada). En este mismo curso y a pesar de haber jugado sólo 820 minutos, ha puesto su firma en tres goles (dos en Liga, ante el Celta en Vigo y Osasuna en Pamplona) y uno en Copa (en La Romareda de Zaragoza). Tampoco hay que olvidar que en noviembre se fracturó el dedo de un pie, perdiéndose siete encuentros por dicho motivo.
El precio de Lucas según la última valoración de Transfermarkt es de 16 millones de euros, lo que alimenta el deseo del Madrid de hacer caja con él. Pero el ‘17’ sólo se iría si tuviese una oferta fuerte para iniciar un proyecto solvente en otro club. De lo contrario, Lucas como en Milán en aquel penalti inolvidable. Si se quedase finalmente, Zidane estará satisfecho y el jugador más aún. No lo descarten.
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