terça-feira, 14 de abril de 2020

El éxito inigualable del Barcelona, y la crisis actual, se debe en gran parte al presidente Bartomeu


Solamente un hombre en la historia del fútbol ha presidido sobre el gigantesco e histórico logro de un club de ganar por segunda vez el triplete de la liga nacional, la Champions League y una segunda liga. El afamado podio para los ganadores del triplete ha estado disponible desde el nacimiento de la Copa de Europa, hace 63 largos años. Sólo siete clubes (Celtic, Ajax, PSV EindhovenBayern Munich, Inter de Milán y Manchester United) lograron la hazaña, y Barcelona es el único que lo hizo dos veces.
El presidente de Barça en 2015, cuando el club ganó el segundo triplete, era Josep Maria Bartomeu. Durante sus seis años de reinado, y en varios deportes distintos (incluyendo hockey sobre ruedas y fútbol playa), Barça ganó 71 torneos.




También hay que decir que a pesar de que Bartomeu abandonó la junta directiva de Barcelona en 2005, furioso por la devoción del presidente de aquel entonces, Joan Laporta, a la influencia de Johan Cruyff, fue durante la presidencia de Bartomeu que la ruinosa relación entre Barcelona y la familia Cruyff fue asidua y pacientemente reconstruida. El club y las instituciones académicas de Cruyff funcionan en conjunto; el nuevo estadio de entrenamiento lleva el nombre del gran pensador del fútbol.
Danny Cruyff, la esposa de Johan, juró no volver nunca al Camp Nou por la forma que Sandro Rosell lo había tratado. Durante el reinado de Bartomeu, se la vio a menudo en el palco presidencial.
¿Más elogios para Bartomeu?
Durante esta pandemia, Barcelona prontamente entregó sus instalaciones a las autoridades médicas de Cataluña. Y aunque sólo el tiempo dirá qué tan útil fueron, la voluntad, la rapidez y la presteza de la acción fueron ejemplares.
Sin embargo, a pesar de todo esto, Bartomeu no será bien recordado cuando la historia lo juzgue. Considerando todo lo anterior, ¿no es increíble?
El breve resumen de su atroz situación dice así:
  • Varios miembros de su junta directiva, justo en medio de la crisis de la pandemia en la que todas las cabezas deberían estar avocadas a ayudar al club, a los empleados y a los hinchas a sobrevivir este virus brutal con el mayor éxito posible, lo dejaron solo.
  • Mucho antes del mercado de pases, que sigue llenando las primeras páginas de los diarios de fútbol de Cataluña a pesar de que nadie sabe cuándo abrirá la ventana de verano --o si Barcelona tendrá los recursos financieros para operar en ella-- Bartomeu ha sido rechazado por una serie de figuras importantes.
  • Carles Puyol dijo "no, gracias" a una oferta para sumarse al cuerpo técnico, al igual que Jordi Cruyff, al menos una vez. Cuando a Xavi, considerado por muchos --con o sin razón-- como el próximo salvador del club, le ofrecieron la oportunidad de tomar las riendas del equipo como entrenador hace algunas semanas, su respuesta también fue "no, gracias". Lo mismo va para Ronald Koeman.
  • Y no olvidemos que Neymar dijo "no estoy interesado" cuando Bartomeu le ofreció una enorme renovación de contrato, y un aumento de sueldo apropiado, en el invierno de 2016 (antes de dejarlos en la estacada).
En las narices de estos distinguidos ex alumnos de FC Barcelona, algo no huele bien cuando se acercan a Bartomeu.
Cuando Xavi habló sobre el tipo de entorno que intentará establecer el día que se convierta en entrenador de Barça, específicamente usó la palabra "tóxico" cuando habló del tipo de personajes que expulsaría tanto del Camp Nou como de las instalaciones de entrenamiento Joan Gamper.
¿Se refería específicamente a Bartomeu, al hombre que ha despedido a un director de fútbol tras otro estas últimas temporadas? Al hombre que --cuando quedó claro que tenían fundamento los reportes de que una compañía empleada por la dirigencia de Barcelona creaba imágenes negativas de sus rivales presidenciales y de algunos jugadores del Camp Nou en las redes sociales-- dijo: Bueno, tendré que averiguar cómo ha sucedido esto, no tiene nada que ver conmigo. Al hombre que --cuando Lionel Messi criticó directamente lo que creía eran filtraciones de la dirigencia de Camp Nou a la prensa catalana sobre lo que habían tardado los jugadores de Barcelona en negociar un recorte salarial del 70 por ciento-- básicamente dijo: Bueno, tendré que averiguar cómo ha sucedido esto, no tiene nada que ver conmigo.
¿O Xavi simplemente se refería al ambiente venenoso, traicionero, desconfiado y acusador que no solamente se ha arraigado, sino que ha prevalecido en el Camp Nou bajo el reinado de Bartomeu?
Saca tus propias conclusiones.



Creo que es ilustrativo que, durante el transcurso de las últimas dos semanas, tanto Liverpool como Tottenham --clubes de ambición comparable, rivales recientes en Europa y gigantes comerciales-- cometieron grandes errores de juicio que generaron torrentes de reprobación y disgusto. ¿Qué hicieron tanto Liverpool como Spurs después de sus respectivas decisiones sobre cómo tratar a su personal, y de que la imagen pública de los clubes se convirtiera en un enorme blanco de críticas dentro y fuera de la industria? Se retractaron y corrigieron.
Estas son estrategias que a Bartomeu, quien el lunes anunció una reestructuración en la dirigencia del Camp Nou, le vendría bien aprender. Frases como: "Puedo ver dónde me/nos equivocamos", "hemos aprendido las lecciones", "hemos escuchado las críticas", "intentaremos evitar cometer los mismos errores", no parecen estar en su vocabulario.
Uno de sus errores fundamental, repito, por uno de los que peor será juzgado cuando todo esto pase, es olvidar el verdadero propósito por el que alguien es presidente. El objetivo central es asegurarse de que el club cuente con una estrategia comercial y deportiva sana, inteligente y visionaria; una que se ponga en vigencia, sea revisada, actualizada y transparente. Las felicitaciones, los halagos, los trofeos y las veneraciones llegarán solas después.
En vez de eso, parece haber apuntado al auto engrandecimiento y al propio legado - la creación del Imperio Bartomeu.
En esta tendencia, no está solo. Incluso el presidente más exitoso en la historia de Barcelona, Laporta, enfrentó la desaprobación dentro de sus filas, una movida por la falta de confianza y el abandono de su junta.
Ser presidente no es algo que presente una trayectoria evidente todo el tiempo, pero Bartomeu es el hombre que ha presidido el abandono de las políticas que han hecho que Barcelona se eleve al dominio del mundo en el lapso de seis años.
Cuando Laporta instituyó una reestructuración complete de este club en 2003, durante una pausa de seis años sin un trofeo importante, usó a Cruyff como su estrella del norte, a los discípulos de Cruyff como su staff y a los futbolistas seleccionados por Cruyff como su Guardia Pretoriana. Barcelona, un desperdicio por años, pateó el tablero en términos de trofeos y admiración.
Bartomeu, gradualmente, ha decidido que el estilo Galáctico de las mega firmas son el camino a seguir. Quinientos millones de dólares -- incluyendo transferencias, salarios, impuestos y honorarios de los agentes - invertidos en hombres como Philippe CoutinhoOusmane Dembele y Antoine Griezmann, y ninguno de ellos parece estar cerca de devolver esa inversión.


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2:16

Messi y el Barça envían un mensaje de esperanza y optimismo

La Pulga se sumó a la campaña que lanzó el club catalán para animar a sus hinchas y al mundo entero, en tiempos de coronavirus.
Bartomeu, gradualmente, ha decidido que ser el primer club en llegar a los primeros €1 mil millones en ingresos es más importante que tener un buen sistema de sueldos y es más importantes que desarrollar un buen Sistema Juvenil al estilo Cruyff para proveer al primer equipo con productos terminados. La carrera de egos con el presidente de Real Madrid, Florentino Pérez, acerca de cuál club podía llegar primero a los €1 mil millones en ingresos se ha convertido, en el Camp Nou al menos, en una enorme distracción alejándolo de las verdaderas fallas y evitando que reconociera las falsas direcciones.
¿Bartomeu sabía que iba a llegar esta pandemia, que iba a cortar los ingresos, obligándolo a buscar de dónde sacar dinero para pagar sus compromisos y esperando desesperadamente que las temporadas europeas y domésticas se completen en algún momento para evitar el desastroso daño financiero? No. Pero la Ley de Murphy es globalmente conocida y popular en todos los idiomas; si arriesgas más de lo que puedes perder, la ley inmutable universal dirá que las circunstancias conspirarán, sin importar lo improbable que sea, para que termines tropezando.
Y eso es lo que le ha sucedido a este presidente. El estancamiento comercial ocasionado por esta pandemia no sólo ha dejado expuestas las tácticas de Bartomeu, sino que ha dejado a aquellos que no están de acuerdo con él, que no confían en él o se oponen a él, en posiciones mucho más fuertes.
Bartomeu, por medio de su reinado, se ha beneficiado de aquellos inspirados por Cruyff. Ha heredado futbolistas que fueron incorporados por Cruyff cuando él estaba en Barcelona o subsiguientemente firmado usando sus principios.


Para este ambicioso presidente, ese triplete de 2015 fue como el hombre que se para delante de una mesa de ruleta en Monte Carlo, apuesta €50 al 15, gana €1,750, después, basándonos en la ley de los ingresos disminuidos, comienza a perder más de lo que viene ganando, pero no deja de perseguir otra gran victoria, abandonando los buenos principios y desperdiciando el dinero que le queda.



Bartomeu, al parecer, no sólo ha estado persiguiendo un legado, sino que ha perseguido uno que fuese sólo suyo, sin influencias de Cruyff; nada que ver con lo las décadas de éxito anteriores a su presidencia - cuando su amigo y predecesor, Rosell, hizo una movida en medio de la noche - nos han enseñado a todos.



Su tendencia hacia dos ideas contrapuestas: "yo sé más" y "fue por culpa de alguien más" lo ha dejado malherido, justo en un momento en el que el club necesita desesperadamente un liderazgo sensato, visionario e inteligente para poder evitar caer al precipicio financiero, moral y deportivo que aparecerá delante de Barcelona si esta crisis se prolonga. Sus jugadores, sus críticos y sus rivales saben esto. Mírenlos juntarse, mírenlos aprovechar su posición debilitada para sacar ventaja.
La redención, para Bartomeu, se vislumbra en el camino de reconocer sus errores, comprometerse en una actitud más transparente y en intentar demostrar que merece seguir al frente lo que resta de este año y de su, en estos momentos, terriblemente complicado mandato.

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