domingo, 8 de março de 2020

Con un golazo de Tevez, Boca gritó campeón tras una remontada histórica

El equipo de Russo gana 1-0 en la Bombonera y, por el empate del Millonario, es campeón.

Para toda la vida. Con un final repleto de angustia, con Riquelme, Maradona y Tevez en la cancha. Todo Boca, de atropellada. De arrebato, a lo Boca. Como su historia se lo demanda siempre. Para sacarse de encima todos los karmas juntos en esa bomba que metieron entre la derecha de Carlitos y Broun. Boca es un delirio. Boca es una fiesta interminable en una Bombonera para el recuerdo. #BocaEstáFeliz como fue el slogan inmediato que se viralizó. Con una fiesta que parecía contenida. Con un torneo que se lo sacó de las manos a Gallardo.
La fiesta fue completa. Con homenaje para Diego incluido. Y terminó con ese desahogo feroz de los pitazos casi en simultáneo en Tucumán y en Brandsen 805. Poco importó que la Superliga no haya querido traer la Copa para él estadio. Se armó una celebración eterna, con canciones para River, es que durante el partido se recordó que “los de arriba son gallinas, los podemos alcanzar”. Y se cumplió el presagio de esa multitud que le devolvió una merecida retribución a Carlos Tevez. Y también a Miguel Russo, al que la vida lo puso a prueba y se lo gratificó con una vuelta olímpica dice años después de aquella en la Libertadores. El equipo que Miguel reconstruyó y lo volvió una aplanadora interminable que no solo le sacó el título a River: también reencontró una identidad que había quedado en el olvido con Gustavo Alfaro en 2019.


Los hinchas tuvieron un sábado de furia. Y lo tendrán por varios días. “Me parece que River no sale campeón; sale Boca si señor”, se entonó hasta el cansancio. En el campo de juego y en las tribunas, en donde la temperatura superó los mil grados y a unas cabeceras a las que no hizo falta pedirle aliento desde el banco: surgió constante desde todas las cabeceras. Es que en Tucumán llegaban buenas noticias y Boca percibió que esa chance estaba latente.



Sufrió por momentos, es cierto. Y aguantó el cierre del partido como el modelo 2019. Ya no había espacio ni oxígeno para más: la adrenalina se lo había consumido todo. Los abrazos constantes llegaron. Los brazos abiertos al cielo de Miguel Russo ilustraron una definición épica, histórica. Es que nunca el que había llegado primero a la última fecha no había dado la vuelta en la disputa mano a mano entre Boca y River. El club de Román lo hizo. El de una nueva CD que entró bien cerca de la gente en su identidad y que en 65 días le dio una alegría de las grandes.

Boca festeja un nuevo campeonato
Foto -  JTesone
Boca festeja un nuevo campeonato Foto - JTesone

La estrella 69, el título mano a mano contra River. Cambió la onda. Como si se hubiesen ido las malas vibras en diciembre, este equipo se animó a ir por todo. Contagiaron Riquelme y su Consejo de Fútbol, lo llevó adelante el DT y lideró Tevez, ya sin su padrino Angelici en el club, con otro perfil. Y se volvió decisivo. Goleador y figura.

Los colombianos Fabra y Villa, recuperados por Russo, fueron pura velocidad. Y el gran acierto de Miguel fue Campuzano, dueño y patrón del mediocampo que terminó saltando como un marcador central más. Luego se sacrificó Soldano y Salvio, pese a su mal último partido, hizo de la suyas. Al cabo, ese descontrol en el campo de juego fue una muestra de que Boca piensa en positivo. Que se va a animar a ir por todo en esta nueva era. Con Diego en la cancha. Con Tevez goleador. Con Román conducción. Boca está feliz.

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