Pep Guardiola es probablemente el tipo más petulante de toda la Unión Europea, y sin el probablemente. El otro día, por ejemplo, dijo de falsete que él llevaba fracasando desde el sextete y ahora acaba de anunciar a bombo y platillo que él... ¡nunca entrenaría al Real Madrid! Atención, salta la noticia, el independentista Guardiola, el Guardiola que odia al mejor club deportivo de la historia por el simple hecho de serlo, ese Guardiola se iría antes a las Maldivas que aceptar dirigir al Real Madrid. Su elección, eso sí, no es fruto del azar puesto que Pep, que pone en solfa la democracia española allá por donde va, tiene sin embargo cierta querencia por aquellos países en los que se vulneran abiertamente los derechos humanos.
Por supuesto que tú no entrenarías nunca al Real Madrid, Guardiola, más que nada porque a ningún presidente del Real Madrid se le pasaría siquiera por la imaginación ofrecerle ese puesto a alguien de tu perfil. Si, llegado el hipotético caso de una enajenación mental transitoria de algún inquilino del despacho presidencial del estadio Santiago Bernabéu, te ofrecieran esa posibilidad... los madridistas emigraríamos en bloque, pero no a las Maldivas, en las que rige la sharia, sino a otra democracia de calidad como la española.
Guardiola dijo que él no haría algo que jamás se producirá, pero sin embargo no habló de la selección nacional española. Pep, que jugó para (que no con) España un total de 47 partidos por imperativo legal nos descubrió a todos que era independentista al día siguiente de colgar las botas. Su traición fue posteriormente premiada por el Consejo Superior de Deportes al otorgarle la Real Orden del Mérito Deportivo en el año 2010 así que, y más aún después de ver cómo está el destartalado panorama político nacional, no me extrañaría que en esta España Guardiola llegara a ser seleccionador nacional. Emigraríamos también... pero no a Maldivas ni, por cierto, tampoco a Qatar porque a nosotros nos gusta la libertad.
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