domingo, 6 de maio de 2018

Así no se hace malaguismo

Así no se hace malaguismo
ÑITO SALAS

Bochornosa actuación del Málaga en La Rosaleda en el día de más público infantil (0-3)

Así no se hace malaguismo. Los niños y niñas que acudieron al Málaga-Alavés en el V Día de la Infancia debieron de salir francamente decepcionados. El partido, intrascendente a todas luces, no invitaba absolutamente a nada, aunque la actitud de los jugadores locales dejó bastante que desear desde el primer minuto. El descenso tan prematuro ha desembocado en una agonía interminable e insufrible que va a dejar desierta La Rosaleda en el último encuentro. El resultado es lo de menos a estas alturas, pero la imagen sí. Que el Alavés, sin apretar, venciera por 0-3 es el fiel reflejo de que el Málaga lleva muerto varias semanas sin que nadie ponga remedio. Una vergüenza.
Apenas dos minutos y pocos segundos bastaron para comprobar la nula motivación del Málaga de salida, en una jugada que, otra vez -como en el Villamarín-, dejó retratado a Rosales. Los partidos en La Rosaleda ya se han convertido en un juicio sumarísimo para los que no sufren molestias, así que el venezolano, reincidente al no cerrar bien en la primera acción del encuentro, se convirtió en el blanco de las iras. Pero su garrafal error tampoco puede esconder la desidia generalizada porque en el centro rematado por Manu García también habían asomado solos Guidetti e Ibai.
No pudo ser peor el estreno en casa de Andrés. Tampoco es que el balón fuera muy ajustado al palo, pero el guardameta fue el menos culpable del gol. Lo cierto es que el Málaga tampoco mostró una reacción de amor propio y orgullo. Hace tiempo que la intensidad se perdió y tampoco es que Jose transmita mucho a estas alturas. Sobre todo, si en la víspera de un partido matinal -y con algún episodio de salida nocturna- el equipo se ejercita por la tarde.
Sin pisar en exceso el acelerador pero bien sujetando por sus medios centro (Dani Torres y Manu García, uno de los más solventes esta Liga), el Alavés se dejó ver con varias jugadas interesantes y un disparo de Guidetti que repelió Andrés. La diferencia entre el papel del ariete sueco desde su llegada y el de Ideye es más que elocuente. Por algo a uno se lo rifaban en invierno (aunque el Málaga ni siquiera pudiera pujar por él) mientras que el nigeriano llegó de la liga china. El dinero manda y en este aspecto el Alavés -que sin ser un potentado estuvo mucho más previsor en verano-, tuvo más margen con el tope salarial.
Aunque Rosales se llevó los pitos -el Fondo Sur se excedió al emplear con él en los lanzamientos de banda el insulto destinado antes al portero rival cuando sacaba de puerta-, Ideye también se los ganó a pulso. Estuvo calamitoso en todas sus acciones y hasta estuvo falto de reacción en un centro (por cierto, de Rosales) que no atajó Pacheco. Los minutos pasaron hasta el descanso con el Málaga jugando al trantrán, fuegos de artificio de Rolan y Lestienne (este último apunta, pero no dispara) y alguna aparición de En-Nesyri gracias a su velocidad. Precisamente el marroquí forzó la única amarilla en una primera parte de escasa tensión (y también en un balón al hueco de Rosales).
El recurso de Jose al descanso fue prescindir de Ideye para incluir a Borja Bastón, que no ha sido la solución en toda la temporada. El técnico malaguista no le ahorró el suplicio al capitán Rosales, que encima a estas alturas se ha convertido en el lanzador en los córners y en los libres directos e indirectos. En el banquillo estaba el canterano Iván, así que la pregunta es obvia: ¿es lógico convocarlo y no utilizarlo en una situación así porque hay que reservarlo para la tentativa de ascenso del filial? ¿Y por qué no cambiar de sistema y jugar con tres centrales, como el lunes ante el Betis? A estas alturas todo es inexplicable con el entrenador gaditano...
ÑITO SALAS
El Alavés se tomó el partido con calma. Sólo un remate de cabeza de Adrián en un córner, en el minuto 53, pudo meter al Málaga en la pelea. Pero ni por esas. La defensa estuvo hecha un flan toda la mañana, con los centrales descolocados con mucha frecuencia, mientras que en ataque Borja Bastón era una ilusión óptica porque Rolan y Lestienne ya estaban desaparecidos. De los escarceos de En-Nesyri ya no hubo noticias.
Al menos los niños y niñas sí pudieron ver en acción a un jugador de mucha clase al que sólo le falta cierta continuidad: Ibai. El extremo alavesista dio primero un pase maravilloso a Demirovic, que estuvo a la altura en la definición (precisa vaselina a Andrés), y después arrancó los aplausos de todo el estadio con un espectacular zurdazo a la escuadra derecha. El partido estaba más que finiquitado y La Rosaleda no se quedó vacía porque muchos padres aguantaron con sus hijos. Tampoco el Málaga pudo maquillar el desastre porque el Alavés cuenta además con un gran portero, Pacheco -la apuesta económica en verano, no experimentos como Rolón y Cecchini-, acertado en jugadas de Diego González y Borja Bastón. El paripé de la despedida en el centro del campo fue idéntico a aquella comparecencia al día siguiente del descenso. Tan bochornoso como el partido.

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