Con la Liga ya decidida, la negativa del Madrid al pasillo agita una rivalidad histórica
La despedida de Iniesta y la posibilidad de ampliar la racha de imbatibilidad, entre los alicientes
Hubo un tiempo en el que hacer un pasillo formaba parte de la normalidad deportiva. El sentido último era homenajear los méritos del campeón. Reconocer su condición de mejor equipo más allá de rivalidades históricas o eventuales discrepancias.
Algo se torció por el camino. Convertido ahora en un gesto donde se busca la foto sobre todo para mortificar al adversario. En ese contexto de agravios llega este Barça-Madrid que corre el peligro de ser recordado solo como el del clásico en el que el Madrid –un club que proclama a los cuatro vientos el señorío– no hizo el pasillo.
Lo volvió ayer a dejar claro Zidane, que amplió su argumentario para justificar la postura del Madrid. “No soy quién para decidir. Después del Mundialito entiendo que para ellos no era importante hacer el pasillo. Y si alguno dice que ellos no estaban en la competición, es mentira. Tú tienes que ganar la Champions para jugar el Mundialito y en la Champions estamos todos. Yo no soy quién para decidir que no quiero hacer el pasillo, ellos no lo hicieron”.
Por el camino Jordi Alba apuntó a las altas esferas del club blanco (dijo que la decisión venía de arriba en un guiño a Florentino) y Ramos apoyó las palabras de Zidane para contestar al lateral, compañero de selección por otra parte. Y en medio del debate, convertido en material inflamable para la polémica, la discreta sensatez de Valverde.
“Hay tanto ruido... Parece que haya que hacer una encuesta a todo el mundo. Creo que es más sencillo, pero cuando hay tanto ruido, al final dices: ya está bien. Sobre todo entre rivales como el Barça y el Madrid. El Depor nos lo hizo. Pero no le damos mucha importancia”.
Ante la intrascendencia de los puntos, el clásico llega precedido por la comparación entre el doblete y la Champions. Qué está más valorado. Qué prefieren los técnicos. Qué opina la afición. La versión oficial, al menos entre representantes de ambos clubes, es que nadie se cambiaría por el otro.
Quizás Mourinho haya dado la respuesta más ingeniosa, con ese estilo tan socarrón que gasta, en las últimas semanas sobre el asunto. “Cuando gano la liga siempre digo que lo más importante es la liga. Cuando gano la Champions siempre digo que la Champions. Y cuando no gano nada digo que ganar no es lo más importante”.
Con el doblete asegurado para los blaugranas y el Madrid pendiente de la final en Kiev, el encuentro tendrá otros alicientes como alargar la imbatibilidad del Barça (41 partidos) o disfrutar del último clásico de Iniesta.
El de Fuentealbilla se ha medido en 37 ocasiones al gran rival. Pero esta vez será especial tras anunciar que deja el club de su vida. Un clásico para homenajear al futbolista y a un equipo que se ha hecho con la hegemonía en el fútbol español en los últimos tiempos.
El encuentro llega con una diferencia insólita entre los dos grandes (15 puntos), con la Liga decidida, pero con el aliciente indeleble de cualquier clásico.
En el Barça preparan un ambiente especial para poner en valor lo conseguida esta temporada. Un curso que empezó torcido, precisamente ante el Madrid, y que ha terminado con buena nota.
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