El Ciclón estaba prácticamente eliminado, pero goleó en territorio ajeno y sólo le falta un paso para estar en octavos de final.
Atlético Paranaense tenía todas las de ganar. Recibía a un San Lorenzo que no le servía otro resultado que no fuera una victoria, apretado contra las cuerdas por las matemáticas del Grupo 4. El elenco brasileño, además, si ganaba, automáticamente se clasificaba a los octavos de final de la Copa Libertadores.
Pero el Ciclón hizo un partido al estilo de su cuestionado entrenador. Que, desde que está entre la espada y la pared, no hizo más que ganar. Un planteo inteligente, con un San Lorenzo pegando en los momentos justos y defendiendo el cero en su arco con una concentración al máximo.
El 2-1 agónico ante la Universidad Católica parece haber sido más que tres puntos. Fue un envión anímico para el plantel de Aguirre que, además, ganó en el partido del fin de semana, ante Gimnasia La Plata.
Paulo Díaz puso el 1-0, de cabeza, a los 14 minutos. Gedoz ingresó para darle juego al equipo local, pero no se notó en absoluto que es uno de los mejores jugadores del torneo. Blandi, a los 68 terminó una linda jugada para el 2-0.
San Lorenzo, con ese resultado, seguía en el tercer escalón del Grupo por diferencia de gol. Pero llegó Rubén Botta, metió un golazo, y decretó la goleada para escalar un puesto más: el Ciclón superó al local y terminará la fecha en el segundo lugar.
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