Una oportunidad más desaprovechada y no hay muchas más. LaLiga y el tiempo se le acaba al Sporting. Ganar al Espanyol era coger aire y creer más que nunca en la permanencia. Una victoria le habría puesto a un punto del Leganés. Era poner la mano en el cuello de los pepineros. Al final, todo se quedó en una ilusión, en otra vida perdida hacia la salvación
El empate fue a todas luces inútil. También para el Espanyol que ve alejarse el tren que pasa por el resto de Europa la temporada que viene. Gerard Moreno igualó el gol de Víctor Rodríguez y luego los porteros evitaron el resto.
La transcendencia de los puntos aumenta el peso del balón y de las piernas de los futbolistas. Cuesta más dar un pase, cuesta más tomar decisión arriesgadas. Lo fácil es jugar al pie, pero se necesitan jugadores valientes. Lo fueron Víctor Rodríguez y Burgui, que levantaron la mano en cada ataque. En el Espanyol fue Gerard Moreno el que sacó la cara por sus compañeros. Y en la primera mitad lo hizo casi sin compañero de ataque. La fulgurante entrada de Baptistao tras el descanso dejó aún peor a Caicedo.
El Sporting atacó y se dio de bruces con Diego Reyes y David López, muy serios, y con Diego López, que comenzó su exhibición con una tremenda reacción a un cabezazo de Cop que hubiese encontrado las cosquillas de casi todos los porteros. El croata remató como dicen los libros. Fuerte, picando la pelota, buscando el palo. Pero Diego evitó el gol con su cuerpo de gigante.
El Espanyol también contó con ocasiones, una muy clara de Marc Navarro. Y cuando no pudo llegar Diego López fue cerca del descanso. Víctor clavó la falta con colaboración enemiga. Piatti abrió la barrera que formaba con Jurado y por ese agujero entró el disparo del sportinguista. El portero mide mucho, pero no contaba con que el muro se abriese por todo el centro.
Quique movió ficha. Baptistao empezó la segunda mitad y lo agradeció Gerard. El brasileño protagonizó una cabalgada de las suyas desde su campo. La pelota cosida al pie y balón al hueco para el 7 del Espanyol, que tumbó a Cuéllar y empató a puerta vacía. Suficiente para demostrar que el conjunto visitante había ganado con el cambio.
El empate abrió el partido de par en par. Cuéllar sacó una buena mano y Rubi arriesgó con los cambios. El Sporting hizo lo propio en el césped. Se fue a por el Espanyol porque ya no quedaba otra. Y no hubo manera.
David López lideró la resistencia. Él y el otro López, el guardameta, felino en la última bala de Burgui. Cuando pudo ser, Cop falló el gol de su carrera. Disparó al aire y la pelota, como las aspiraciones del Sporting, murieron por línea de fondo.
El Sporting no perdió, pero perdió su penúltima oportunidad para salvarse. Quedan cuatro partidos y el tiempo pasa volando. La soga aprieta y ya ahoga.
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