Argentina se encomienda al delantero azulgrana en Belo Horizonte para recuperar sus opciones de acudir al Mundial de Rusia
El 16 de octubre de 2004, Leo Messi debutó con la camiseta del Barça contra el Espanyol. Diez meses después, el 17 de agosto de 2005, se estrenó con la selección argentina frente a Hungría. Desde entonces, el rosarino ha sido entrenado por cinco técnicos en el Camp Nou: Frank Rijkaard, Pep Guardiola, Tito Vilanova, Tata Martino y Luis Enrique. Vilanova y Martino duraron un año en el banquillo; el catalán renunció para preocuparse por su salud, el argentino porque no se adaptó al cargo.
Acostumbrado a la calma táctica azulgrana, la Pulga ve cómo el estilo de juego se muda de un sitio a otro en la selección: José Pekerman (2005-2006), Alfio Basile (2006-2008), Diego Maradona (2008-2010), Sergio Batista (2010-2011), Alejandro Sabella (2011-2014), el propio Tata Martino (2014-2016) y Edgardo Bauza. Por el puesto han pasado siete entrenadores en 11 años. Pero ni el caos por el que transita la Asociación del Fútbol Argentino ni la inestabilidad en la Albiceleste pueden romper el compromiso del 10 con su selección. Solo tuvo una pataleta, tras perder la tercera final seguida, en la Copa América en EEUU, cuando amagó con dejar la capitanía y no volver. Messi rectificó. Campeón de todo con el Barça (29 títulos), necesita ganar con Argentina.
El paso del tiempo ha ido amortiguando la pésima relación del 10 con la derrota. Cuentan desde el entorno del rosarino que sus rabietas tras perder un partido ya no le duran una semana, sino que empiezan y terminan en el campo. Quizás, como mucho, se pueden extender unos minutos después de un encuentro, como en el último duelo de Champions ante el City (3-1). “¿Por qué festejan tanto? ¿Ganaron la Champions?, soltó el rosarino, medio en broma medio en serio, a su amigo Agüero en el túnel de vestuarios. “Sólo habló con el Kun, no discutió con nadie”, aseguran las mismas fuentes. Guardiola corroboró el tema y negó un altercado entre Messi y Arteta. “Hablé con Mikel, lo conozco bien y es imposible que pudiera haber un incidente con Leo”, concluyó Guardiola. El técnico del City no solo sabe de la bondad de Arteta, sino también que conoce el hambre de victoria del 10.
A sus 29 años, Messi mantiene la voracidad de siempre, y no quiere que nadie le descarte de la puja por el Balón de Oro. Un pulso que mantiene con Cristiano Ronaldo desde hace casi una década. El Madrid ya se aseguró a CR7 hasta el 2021, el Barça, en cambio, todavía no formalizó un nuevo vínculo con el 10. “Tenemos que sentarnos a hablar”, le dijo el presidente Josep Maria Bartomeu a Jorge Messi, padre de Leo. En la familia Messi, sin embargo, no andan con ninguna prisa por revisar el contrato, que expira en junio de 2018.
LA ALBICELESTE SUMA TRES PARTIDOS SIN GANAR
A falta de ocho jornadas, Brasil lidera el grupo de clasificación para el Mundial de Rusia con 21 puntos, cinco más que Argentina (16), sexta después de tres partidos sin ganar y que quedaría fuera de la Copa 2018 —se clasifican los cuatro primeros y el quinto juega la repesca—tras la sanción por alineación indebida de Bolivia.
El partido se jugará en Belo Horizonte después del Mineirazo protagonizado por Alemania, que ganó a Brasil por 1-7 en el Mundial 2014.
Ajeno a la renovación de su contrato, imposible de empacharse con goles (ya suma 500 con la camiseta del Barça), Messi tiene en la cabeza revitalizar a su selección. Desde que se recuperó de la lesión en el aductor de la pierna derecha, Messi ha disputado seis partidos y ha marcado ocho tantos. Un promedio similar (1,33) al que obtuvo en el año 2012, cuando metió 91 goles en 69 encuentros (1,32). “Está con muchas ganas de llegar bien al partido contra Brasil. Se perdió el último encuentro contra ellos en las eliminatorias y ahora quiere ganarles”, aseguran desde el entorno del capitán de la Albiceleste.
Ahora mismo, la Argentina del Patón Bauza se quedaría fuera del Mundial de Rusia. Marcha sexta en la tabla y esta madrugada visita al líder Brasil (00.45, Cuatro). El súperclásico sudamericano de siempre, con el morbo de nunca. Messi lo tiene claro y ya piensa en Belo Horizonte, la tierra donde la Canarinha recibió la mayor humillación de su historia, el 1-7 ante Alemania. Argentina anda sin rumbo, pero tiene a la Pulga. Y la Pulga tiene la mirilla en Brasil.
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