En el fútbol profesional, siempre tan expuesto a la opinión pública, indiscriminada y, a veces, inmisericorde, muchos jugadores tienen que arrastrar un pesado sambenito, cual un penitente de la Inquisición. En el caso del Sevilla hay varios casos y llama la atención el que lleva Tomas Vaclík. El internacional checo arrastra las pesadas cadenas de la sospecha sobre su rodilla derecha. Precisamente la articulación de la que se lastimó antes del parón liguero. Fue un susto, un susto más grande de lo que en principio debería haber sido por ese rumor que acompaña al checo. "No sé por qué se habla tanto de mi rodilla", decía dolido recientemente.
Desde su llegada al Sevilla el internacional checo estuvo acompañado por ese runrún, después de que en el verano de 2011 no pasara el reconocimiento médico cuando iba a ser traspasado del Viktoria Zizkov al De Graafschap holandés. Tenía entonces 21 añitos.
Vaclík se quedó aquel verano en Zizkov, de donde pasó en enero a Praga, para militar en el Sparta durante dos temporadas y media antes de fichar por el Basilea, equipo en el que ya se encumbró a nivel internacional y adquirió experiencia en la Liga de Campeones.
Ese rumor se recrudeció en cierta manera cuando, antes del descanso del partido en Getafe, se tocó la rodilla tras un salto para despejar un balón junto al larguero. En la segunda parte ya jugó Bono y se abrió la caja de Pandora de las especulaciones. Sin embargo, el meta de Ostrava apenas fue baja ante el Osasuna y reapareció en un partido clave, el Atlético de Madrid-Sevilla con el que se llegó a la suspensión de la Liga.
Con ese partido, Vaclík, que el Domingo de Pasión cumplió 31 años, edad ideal para un portero, llegó a la treintena de partidos oficiales con el Sevilla esta temporada. Julen Lopetegui le dio descanso en la fase de grupos de la Europa League y empezó a ponerlo en las eliminatorias. En la Copa no jugó las dos primeras eliminatorias, más cómodas, y sí las dos últimas. En definitiva, tras superar ese susto en la rodilla, iba camino de repetir unos buenos números en su segunda temporada en Nervión.
En la primera se asentó como el mejor fichaje, de largo, de la efímera dirección deportiva que estuvo al mando de Joaquín Caparrós. Es más, en la temporada 18-19 Vaclík alcanzó su máximo número de partidos de alta competición disputados en una misma temporada, pues defendió el escudo del Sevilla en 49 partidos y 4.395 minutos.
Cierto es que el Sevilla jugó muchísimo la temporada pasada, ya que tuvo que disputar tres eliminatorias previas de Liga Europa. Y también es verdad que en su temporada con más partidos jugados se perdió cinco de Liga después de la lesión que sufrió en la eliminatoria clave ante el Slavia de Praga, al caerle encima un contrario en el rocambolesco remate de Krul que entró en la portería pese a la estirada del meta, que se golpeó con el poste. Se perdió cinco partidos de Liga, ya que forzó para jugar la vuelta en Praga, donde caería eliminado el Sevilla laminando la etapa de Pablo Machín en Nervión.
Fue la ocasión en la que más partidos se perdió Vaclík en una temporada. Desde aquel intento del club holandés de ficharlo por tres temporadas cuando tenía 21 años, Vaclík apenas ha tenido lesiones de gravedad. Es más, en siete de las diez últimas temporadas no ha tenido ninguna lesión y sólo se ha perdido partidos por decisión técnica o sanción. Es lo que ocurrió en las campañas 10-11 (24 partidos en el Viktoria); 11-12 (33 partidos entre el Viktoria y el Sparta de Praga); 12-13 (41 partidos en el Sparta); 13-14 (37 partidos en el Sparta); 14-15 (40 partidos, ocho de Champions, en el Basilea); 16-17 (43 partidos en el Basilea, seis de Champions); y 17-18 (45 partidos con el Basilea).
En la campaña antes de fichar por el Sevilla por 6 millones de euros, Vaclík lo jugó todo con el Basilea, las 36 jornadas de la Super League y la Champions hasta caer eliminado por el City en octavos. Y antes de fichar, apenas tuvo un par de lesiones de aductor en la temporada 15-16, en la que alcanzó aun así los 41 partidos con el Basilea. Su compromiso con el Sevilla, además, quedó archidemostrado ya la temporada pasada, cuando jugó ante el Madrid tras no dormir la noche anterior por un accidente doméstico de su hija. Monchi deberá buscar un portero, cierto, pero Vaclík no se va a esconder.
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