Cuando más hundido se le veía desde que abrazó el cholismo hace ocho años. Cuando más gigante aparecía la figura del rival, ese ogro en el verde comandado por la sonrisa y el carisma del designado como mejor técnico del momento. Cuando todos los elementos parecían en contra. Entonces, como es norma de la casa en los últimos tiempos, apareció de nuevo el mejor Atlético.
El que utilizó sus escasas armas, en comparación con las del rival, para marcar un gol, defender como lobos y conseguir que el conjunto que más pegada tiene de Europa se marchara de vuelta a Inglaterra sin marcar. Lo que parecía otro imposible, dejar a Mané, Salah y Firmino secos, lo logró un conjunto, el rojiblanco, señalado por sus fallos defensivos en los últimos partidos. Qué lejos parece Mestalla y los dos errores a balón parado, León y el batacazo copero, Ipurua y las derrotas que hicieron temblar los cimientos de un proyecto que se mueve por fe. Y a fe nadie le gana a Simeone y sus guerreros. De eso ya sabe hasta el mismísimo Klopp.
"Orgullosos de nuestros jugadores", cantaba el Metropolitano cuando el colegiado pitó el final de la contienda. El ejercicio de resistencia que se marcaron los 14 que ayer lucieron la rojiblanca fue recompensado por una grada entregada como sólo se puede entregar a una competición que, como ellos mismos cantan cada vez que se acerca, sigue siendo una "obsesión". Una obsesión que, con partidos como el de ayer, dejará algún día de serlo.
El terror de Anfield
Pero primero habrá que mirar al 11 de marzo. Allí, en el infierno de Anfield donde se achicharraron Messi y compañía pese al 3-0 de ventaja que llevaban el curso pasado, tendrá que resistir este Atlético para completar la faena. La primera parte del duelo cayó de forma sorprendente del lado rojiblanco. Nadie lo esperaba y así la grada, esa que El Cholo siempre apunta como fundamental, llevó en volandas a los jugadores a defenderse e incluso tener varias ocasiones que podrían haber acabado con un resultado más abultado. Morata, que tuvo las dos más claras, se olvidó de marcar justo en el peor momento.
Pero eso son ya suposiciones y lo que queda es que el mejor Atlético ha vuelto justo cuando ya estaba enterrado y tenía palas de arena encima. Pero el muerto tenía oxígeno para defender, mandar una a la jaula y acariciar ese 2-0 que habría despertado una locura parecida a la que levantó Costa cuando saltó al césped.
Con el de Lagarto con tres semanas más, con Giménez listo ya para la batalla, con Joao Félix de vuelta... Con todo ello para sumar a lo de ayer irá el Atlético a resistir a un estadio que, a buen seguro, no lo pondrá fácil. ¿Pero lo tuvo sencillo el equipo de Simeone para ganar al poderoso Liverpool?
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