Los colchoneros se sobrepusieron a una temprana expulsión de Vrsaljko y gracias a las actuaciones de Oblak y Griezmann lograron un empate que vale oro.
ARSENAL
ATLÉTICO
ARSENAL: OSPINA; MONREAL, KOSCIELNY, MUSTAFI, BELLERÍN; WILSHERE, OZIL, XHAKA, RAMSEY, WELBECK; LACAZETTE.
ATLÉTICO: OBLAK; LUCAS, GODÍN, GIMÉNEZ, VRSALJKO; KOKE, SAÚL, THOMAS, CORREA (SAVIC, MIN. 75); GRIEZMANN (TORRES, MIN. 85), GAMEIRO (GABI, MIN. 65).
MARCADOR: 1-0, MIN. 61, LACAZETTE. 1-1, MIN. 82, GRIEZMANN.
ÁRBITRO: CLEMENT TURPIN (FRA) AMONESTÓ A VRSALJKO (MIN. 2 Y MIN. 10).
INCIDENCIAS: PARTIDO CORRESPONDIENTE A LA IDA DE LAS SEMIFINALES DE LA UEFA EUROPA LEAGUE DISPUTADO ENTRE EL ARSENAL Y EL ATLÉTICO DE MADRID EN EL EMIRATES STADIUM.
Millar y medio de aficionados colchoneros se desplazaron a la capital inglesa con el objetivo de homenajear el cumpleaños número 115 del Club Atlético de Madrid y alentar a sus soldados a dejarse el alma sobre el césped y registrar un buen resultado en la dura batalla de ida de las semifinales de la Europa League ante todo un Arsenal. Y así fue. Con el enorme sufrimiento tan habitual por bandera, los rojiblancos hicieron frente a una expulsión con polémica, se convirtieron en gigantes gracias a las intervenciones de Oblak y dieron un golpe sobre la mesa por medio de Griezmann para contrarrestar el tanto inicial de Lacazette. Noventa minutos de pura emoción.
Y de mucho ímpetu, no cabe duda. Eso fue lo que pidió Wenger a los suyos desde el primer minuto. Dicho y hecho. En menos de diez minutos las incorporaciones de Monreal y Bellerín por los carriles provocaron un disparo a la madera de Welbeck y un paradón (otro más, para no perder la costumbre) de Oblak tras un cabezazo impecable de Lacazette. Comenzó a sufrir el Atlético. De qué manera. Los indios pudieron esperar un gol en contra, pero no que Vrsaljko resultase expulsado por dos entradas discutibles que le valieron una doble cartulina amarilla que dejó a los españoles con un jugador menos el resto de la batalla.
La recomposición fue más que obligada. Thomas tuvo que desplazarse al lateral diestro, Griezmann al extremo zurdo y Koke a la medular. Todo ello para intentar que los continuos centros sobre el área pequeña de los hombres de amarillo no generasen tanto peligro, aunque la eficacia tuvo un límite que, como en la inmensa mayoría de las ocasiones, Oblak se encargó de marcar con una estirada tras otra para detener los balones que quisieron colarse entre los tres palos. Fue la única opción para seguir salvando el resultado, pues el Arsenal embotelló al Atlético de Madrid, haciéndole sufrir, aunque precisamente, en dicha materia, el cuadro de Diego Pablo Simeone, quien fue expulsado por protestar también a los pocos minutos, es un auténtico experto.
Experto en defender y también en presionar
Sin ánimo de dar el duelo por perdido, el conjunto colchonero presionó en reiteradas ocasiones la salida de balón de los ingleses y provocó lo que sólo los más optimistas pensaron: meter en serios apuros a Ospina. Y en dos ocasiones a falta de una. La culpa de ello la tuvo Griezmann, que por medio de un par de tiros secos y fuertes desde fuera del área, obligó al guardameta colombiano a esforzarse para que el resultado de gafas permaneciese hasta la marcha a vestuarios decretada instantes más tarde por el lamentablemente protagonista del encuentro, Turpin.
Si ya acabó con ganas el primer asalto el Atlético de Madrid, arrancó con las mismas o más el segundo a través de una presión alta y un intento de toque más pausado. Por consiguiente, se volvió un tanto más dócil el Arsenal y algunos nervios comenzaron a acechar en la disciplina londinense, que pudieron comprobarse con el rifirrafe entre Lucas y Xhaka tras la enésima opción en la que salió perjudicado el equipo rojiblanco por las rigurosas decisiones de un colegiado francés que se vio completamente desbordado con el paso de los minutos.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe
Pero entre tanta polémica, los gunners consiguieron su ansiado fin: el gol. Wilshere envió un fantástico balón a Lacazette y frente a Oblak, el ariete francés no falló de cabeza. Se adelantó meritoriamente el Arsenal, aunque los atléticos no quisieron dar el partido por perdido e inmediatamente entró Gabi en el lugar de Gameiro para hacer más fuerte la medular y tratar de elaborar contragolpes más contundentes.
El dominio británico no cedió y los balones colgados al área tampoco, haciendo así que los hinchas atléticos no pudiesen respirar durante más de un par de minutos. Pero el fútbol es muy caprichoso. En esta ocasión, afortunadamente. Griezmann aprovechó un balón largo que pareció absolutamente imposible de agarrar, lo disputó, lo metió entre las piernas de Ospina, no logró introducirlo en la portería, pero cogió el rechace y, esta vez sí, lo mandó al fondo de la red y desató la euforia de los casi dos millares de hinchas desplazados a Londres y de los millones de atléticos repartidos por todo el mundo.
Porque sí, a falta de diez minutos, el Atlético de Madrid empató y volvió a sufrir como nunca hasta el pitido final, aunque teniendo a Oblak, la vida es mucho más fácil, ya que el esloveno salvó de nuevo a los suyos llegando así la conclusión de la batalla en Londres. Un duelo que quedará grabado en las retinas de todos los colchoneros que, durante noventa minutos vivieron con el corazón en un puño y más que probablemente, volverán a tenerlo en un encuentro de vuelta que dejará mucho que hablar en el Estadio Metropolitano. Será el próximo jueves. Quién sabe qué deparará este precioso deporte llamado fútbol.
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