quinta-feira, 26 de abril de 2018

El Atlético nunca deja de creer




Las estrellas mundiales aparecen en los grandes momentos. Eso es lo que ha hecho Griezmann ante el Arsenal. El francés tuvo que desempeñar un trabajo netamente defensivo tras quedarse el equipo con uno menos. Aun así, el 7 del Atlético tuvo un par de ocasiones buenas en la primera parte. Su momento estelar llegó cuando pasó a jugar de delantero centro. La primera que tuvo la convirtió en gol, llevando el delirio a los más de mil aficionados rojiblancos que presenciaron el partido en directo. El Atlético nunca deja de creer y este partido es la prueba de ello.
Clément Turpin saltó al terreno de juego dispuesto a no pasar ni una. A los dos minutos sacó la primera tarjeta amarilla a Vrsaljko por frenar un ataque del Arsenal. A los 10, el francés le mostraba la segunda por una falta a Lacazette. Dos jugadas que con el reglamento en la mano pueden ser merecedoras de tarjeta, pero es muy difícil encontrar ese rigor en la aplicación del reglamento a los 9 minutos de una semifinal europea. Sorprendentemente, esa efervescencia inicial del colegiado desapareció pese a que Ramsey, Mustafi o Lacazette hicieron méritos para ser amonestados. Pasó del todo a la nada.
La expulsión de Vrsaljko provocó un movimiento de piezas que llevó a Thomas Partey a ocupar el puesto de lateral derecho. El ghanés ya ha jugado en varias ocasiones en esa demarcación. Su estreno en esa posición fue la temporada pasada, en el último partido de Liga ante el Athletic, y estuvo inmenso. Ante el Arsenal estuvo colosal. Como si llevase jugado de lateral desde alevines. Realizó una jugada maradoniana que culminó con parada de Ospina a remate de Griezmann.
Jan Oblak no pudo dejar su portería a cero en esta ocasión, pero su actuación volvió a ser sobresaliente. El esloveno estuvo perfecto en los primeros minutos cuando peor lo estaba pasando el Atlético por las oleadas ofensivas locales. El guardameta hizo dos paradones que frenaron el ímpetu gunner. En la segunda parte Lacazette encontró el único resquicio que dejó para batirle. Para culminar su actuación sacó un balón que se colaba cuando el partido estaba a punto de finalizar.
Diego Pablo Simeone es un hombre de carácter, impulsivo, de sangre caliente, para lo bueno... y para lo malo. El técnico argentino fue expulsado por pedir que fuera sancionada con tarjeta una falta sobre Lucas Hernández. Simeone no tuvo la templanza necesaria para calmar los ánimos en un momento de máxima tensión. Su reacción le va a suponer más de un partido de sanción. Su ausencia en la banda también la nota el equipo.
Era el último partido europeo de Arsène Wenger en el Emirates. Había un ambiente casi de veneración hacia un hombre que ha estado durante más de dos décadas en el banquillo del Arsenal y ha llevado al club a alcanzar las cotas más altas imaginables.

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