quinta-feira, 26 de abril de 2018

Peñarol se quiere enderezar



El equipo necesita ganar para poner proa hacia los octavos de final 




En dos meses y medio de competencia oficial, Peñarol sufrió tres contratiempos que lo tienen a maltraer y con dudas sobre el rendimiento en general e individual. Los hinchas se muestran escépticos con el nivel del equipo a pesar de que es el último campeón uruguayo, que está dos puntos atrás de Nacional en el Apertura con seis por disputar y que si este jueves (21:30, en el Campeón del Siglo) le gana a Libertad, continuará en zona de clasificación a octavos de final de la Copa Libertadores.
La lesión de Walter Gargano generó la pérdida del futbolista que marcaba el equilibrio en la mitad de la cancha. Ese fue tal vez el revés más difícil para el entrenador Leonardo Ramos, si bien cuando los dirigentes le ofrecieron la posibilidad de Egidio Arévalo Ríos para sustituirlo dijo que no, que con Guzmán Pereira y el juvenil Franco Martínez se arreglaba.
Lo cierto es que el rendimiento aurinegro ha tenido altibajos desde entonces (y no es porque Guzmán no haya rendido, porque en el clásico jugó muy bien), porque Maximiliano Rodríguez bajó el nivel del año pasado y porque tanto Giovanni González como Agustín Canobbio, que comenzaron muy bien el año, perdieron explosión por las bandas.
El bajón del ecuatoriano Fidel Martínez y que Cristian Palacios cuando entra ya no mete goles salvadores, son puntos que se suman para que el desempeño del equipo que perdió el 47% de las unidades en los últimos siete partidos disputados.
En medio de este panorama de incertidumbre, Peñarol recibe hoy a Libertad de Paraguay con la necesidad de obtener los tres puntos. La semana pasada perdió frente al mismo rival en la última pelota del partido. Para este jueves el técnico Ramos incluye casi el mismo equipo que jugó el clásico, con el único cambio de Gabriel Fernández por Fidel Martínez, muy criticado el fin de semana. l
TRES MOMENTOS DIFÍCILES
Perdió el equilibrio del medio
Cuando Walter Gargano se rompió los ligamentos (21 de marzo, frente a Cerro), Peñarol había jugado siete partidos (incluido ese del Tróccoli), perdiendo solo contra The Strongest en la altura de La Paz. Después de la salida del Mota, quien se convirtió en un baluarte del mediocampo, el equipo aurinegro disputó ocho partidos, de los que ganó cuatro, empató dos y perdió dos. Los números marcan la importancia que tenía el volante en el equipo y cómo le ha costado a Ramos sustituirlo.
Caída inesperada
Si había un partido que era impensado que Peñarol podía perder era contra Torque, recién ascendido y que no tenía victorias en las 10 fechas jugadas. Una derrota que se sumó al empate del partido anterior frente a Danubio y que comenzaba a poner interrogantes sobre el rendimiento del equipo en general y de algunos futbolistas en particular. "Es una derrota que duele muchísimo. Fue una noche desacertada, en el juego y en lo que propusimos. El equipo corrió mucho detrás del balón en el primer tiempo", dijo entonces Marcelo Suárez, ayudante de Ramos. Era el cuarto partido en 10 días que había disputado el aurinegro.
Otro cimbronazo
El partido se estaba desarrollando de tal manera que el gol de Gabriel Fernández en el inicio del segundo tiempo abría de par en par la puerta de la ilusión y de la clasificación aurinegra. Pero Libertad se lo dio vuelta con un gol de tiro libre en los descuentos, tras un error de Dawson. Fue un cimbronazo fuerte. En ese partido no actuaron Maximiliano Rodríguez, Fabricio Formiliano (sentidos) y Lucas Hernández (suspendido). Los tres descansaron para el clásico que se jugó cuatro días después. Pero frente a Nacional tampoco pudo Peñarol recuperar el mejor nivel y este jueves lo necesita como el agua. 

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