Unos irreconocibles bilbaínos perdieron por tercera vez en Liga en San Mamés frente a un Deportivo mucho más intenso, que en un cuarto de hora ya había colocado el 0-2. De nada sirvió la mejora posterior con los cambios y goles, pues los errores atrás volvieron a penalizar
Otro batacazo del Athletic Club en su propio feudo, en ‘La Catedral’ temida por muchos equipos que la visitan, pero que ha dejado de generar tanto miedo. Los de Ziganda han sumado muchísimos empates en casa y contra el Deportivo han cosechado otra derrota.
Inaceptable situación deportiva para una afición desquiciada con los primeros quince minutos de sus jugadores y con la imagen que dieron sobre el césped. Los gallegos superaron en todas las líneas al conjunto vasco, mientras se sucedían las ofensivas hacia la meta de Kepa. Esta vez, el joven arquero apenas pudo intervenir para beneficio bilbaíno.
Agujero atrás y caótico inicio del Athletic
No estaba Unai Núñez por sanción, tampoco Yeray, ya recuperado, pero partiendo desde el banquillo. Quizás ese detalle repercutió negativamente en una defensa desastrosa. Primero, un muy mal defendido saque de esquina. Poco después, otra jugada con un desajuste digno de aprovechar por la delantera rival.
Así, en apenas seis minutos de juego llegó el gol inicial de Adrián López y el doblete del mismo autor tras transcurrir otros ocho minutos. Caos, escasa intensidad, poca contundencia u otros síntomas de que los ‘leones’ no habían salido como debían al partido. Un Athleticdesconocido saltó a San Mamés para practicar el peor cuarto de hora en lo que va de temporada.
El tridente gallego formado por Emre Colak, Lucas Pérez y Adrián López aparecía por todas partes sin encontrar oposición local. No obstante, en los balones divididos de otras zonas del campo también se veía a un equipo bilbaíno totalmente ausente. Para colmo, Etxeita finalizaba mermado en su rodilla la primera mitad.
Éxito a medias: ni con Aduriz ni Muniain se remontó
Con la pitada monumental de la hinchada vasca, reunida en una noche que se presagiaba alegre tras la gran victoria a domicilio en La Cerámica, los jugadores se retiraron a vestuarios. Tras las modificaciones de Ziganda -dando entrada a Aduriz y Yeray– el premio llegó pronto, en el minuto 47.
Un balón colgado fue cabeceado por Raúl García, todo un experto. El Athletic se hizo más con la pelota, comenzó a moverla mucho mejor y abrió el campo. A partir de ahí no cesaron los centros al área, pero sin resultado final. De nuevo se repetía la historia de muchos otros encuentros: a remolque tras encajar, solamente las jugadas por arriba parecían ser la solución del ‘Cuco‘.
Sin embargo, llegó el tercer tanto visitante, obra de Borja Valle. Otra vez se escapaba la ilusión de remontar apenas seis minutos tras el 1-2. Más errores defensivos costaban otro disgusto, algo imperdonable para los ‘leones’ en su propio estadio. Endebles atrás ante un equipo tercero por la cola y al que le cuesta un mundo hacer goles solo reflejaba la caótica temporada.
Ni el gol olímpico de Susaeta ni la entrada de Iker Muniain pudieron revertir ya esos tres tantos encajados. Demasiados errores, falta de control y actitud al inicio, escasa generación ofensiva o, en resumen, un Athletic sin alma. El Deportivo recuperó más balones, fue más efectivo y en definitiva, peleó mejor un duelo vital para sus necesidades. Mientras, los de Ziganda se alejan del objetivo europeo en otra noche para olvidar.
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