El ejemplo es Ferlan Mendy. Sólido atrás y peligroso arriba con sus subidas. El francés encarriló el triunfo provocando un penalti que retroalimenta los debates tan manidos sobre los favores arbitrales, la Liga adulterada y todas esa cosas que hacen ruido. Ahora, ante la duda, surge un nuevo término para definir este tipo de acciones polémicas. Se le llama penaltito. Mendy pisó área y el árbitro vio el contacto. Es curioso porque es el tercer penalti seguido que provoca un lateral del Real Madrid. Carvajal contra el Getafe, Marcelo en Bilbao y Mendy frente al Alavés.
Ferland Mendy pugna por el balón con Oliver Burke. (Efe)
La primera parte del Real Madrid fue soporífera. Vivió de la renta del gol de penalti, buscó controlar el partido con mucha posesión, juego lento y poca profundidad. Las apariciones de los tres de arriba Marco Asensio, Rodrygo y Benzema fueron escasas. Fue un Madrid contemplativo, demasiado paciente desde el inicio y se llevó varios sobresaltos. El primero de ellos por la banda de Lucas Vázquez, reconvertido a lateral derecho por la sanción de Carvajal, que no supo incomodar un centro de Edgard. El envío llegó cabeceado por Joselu al larguero, el rechace cayó a Lucas y su disparo lo sacó Varane en la línea de gol. Una mala entrada al partido del líder ante un descarado y necesitado Alavés que tuvo una segunda clara ocasión de gol. Militao, rapidísimo el brasileño al corte, llegó antes al balón que Lucas Pérez cuando encaraba a Courtois.
Mendy pudo con todos
Los de Zidane empezaron dormidos y los despertó Ferland Mendy con la acción de penalti a los diez minutos. El lateral zurdo fue mejor del partido en la primera parte. Ganó los duelos con sus incursiones que le caracterizan como un jugador superior en potencia y velocidad. Ximo Navarro sufrió con el francés y se produjo el penalti que no dudó en señalar Gil Manzano. No le hizo falta al árbitro consultar el VAR. No estaba en el césped Sergio Ramos (también sancionado) y asumió la responsabilidad Benzema (capitán) para marcar desde los once metros.
El partido se le puso de cara al Real Madrid y entró en una zona de confort peligrosa. Pareció tener una mínima reacción para ir a por el segundo gol y tener una noche más tranquila con un disparo de Kroos que buscó la escuadra de Roberto. Pecó de conservadurismo o no se sintió tan amenazado con un Alavés que decidió juntarse y esperar atrás para cerrar espacios. Aún así, los de Juan Ramón López Muñiz (el técnico que debutó en el Di Stéfano con un contrato para cuatro partidos) siguieron explotando el punto débil del Madrid. El que ocupó Lucas Vázquez. Por aquí volcó los ataques y llevó peligro. Un nuevo aviso. Un susto más para Zidane cuando, en el minuto 25, el escocés Oliver Burke tiró una diagonal, disparó raso, esquinado y Courtois reaccionó con una buena estirada.
Los jugadores del Real Madrid se abrazan en el partido contra el Alavés. (Efe)
Desde ese momento no pasó nada relevante. El partido entró en una fase de aburrimiento y la única noticia llamativa fue la lesión del colegiado Gil Manzano. Se torció el tobillo y tuvo que ser atendido para que le vendaran la zona dañada. El Madrid dejó pasar el tiempo. Probablemente se siente seguro de que es un equipo que puede dejar la portería a cero. Lleva cinco partidos sin recibir un gol. Courtois está en su mejor momento y es un seguro. Faltó más brillantez en estos primeros cuarenta y cinco minutos plomizos. Gil Manzano tuvo que dejar el partido en el descanso. Le sustituyó Rodríguez Carballo, el cuarto árbitro.
La primera gran decisión de Rodríguez Carballo fue anular un gol a Marco Asensio, a los cinco minutos del comienzo de la segunda parte, y tener que rectificar con la revisión desde el VAR. Benzema estaba habilitado en la jugada que asiste al balear para hacer el segundo tanto. En el momento en el que el equipo albiazul se abrió y salió a arriesgar, con más agresividad, el Madrid encontró los espacios y dio velocidad al ataque. Marco Asensio pudo celebrar su segundo tanto desde el regreso a la competición tras el confinamiento. Otro gran día para un chico que ha sufrido un calvario con la larga lesión en la rodilla y que tiene la confianza de Zidane para entrar en el once antes que, por ejemplo, Gareth Bale (ni calentó). Levantó los brazos al cielo y suspiró. Tras el segundo gol, el Real Madrid ejerció más control del partido con la seguridad de que atrás tiene a un gran Courtois y ese ánimo de sentrirse que están abrazando la Liga porque juegan como un equipo solidario, práctico y enchufado.
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