El Metropolitano estaba hoy ante su primera gran noche Europea. Enfrente, Wenger, ante la que podía ser su última participación europea al frente del Arsenal. Y así ha sido. El Atléticoestá en la final de Lyon, pero los ingleses no lo han puesto fácil.
Los de Simeone, que hoy estaba en un palco y era el Mono Burgos quien dirigía al equipo desde el banquillo, salieron como lo hacen en los grandes partidos. Con un 4-4-2 muy claro. Con Thomas de lateral derecho, Saúl y Gabi en el doble pivote, Koke en la banda derecha y Vitolo en la izquierda. Y arriba, una dupla letal. Los temibles Diego Costa y Antoine Griezmann. Este bloque comenzó encendido el encuentro. Con una presión asfixiante que solo la grave lesión de Koscielny pudo frenar.
Se lesionó el francés y el estadio se silenció por completo. El juego estuvo varios minutos parado y el Atleti se enfrió. El Arsenal se hizo con el control del partido. Movían la pelota con tranquilidad. Pero el muro rojiblanco estaba delante. Las líneas del conjunto rojiblanco estaban muy juntas y no daban espacio a los ‘gunners’.
El Atlético espabiló al final del primer tiempo
Se iba consumiendo el primer tiempo pero el Atlético de Madrid no había dicho aún su última palabra. Los colchoneros mejoraron, dieron un arreón final a partir del 35′ y generaron muchos problemas a la defensa londinense. Tantos, que tras aprovechar una pérdida en campo contrario les marcaron gol. Una jugada vertical. Directa. Sencilla. Como las que le gustan al Atleti. Inició Oblak con un balón largo, y tras tres pases, el último de Griezmann, el balón le llegó a Costa. Y que iba a hacer si no ‘la pantera’ que batir a Ospina al filo del descanso.
La batalla la estaba ganando el Atleti. Tácticamente hablando, anularon por completo el juego del Arsenal. Un juego basado en la posesión. Pero una posesión sin espacios es estéril. Y el Atlético es experto en reducir los espacios y salir rápido a buscar la portería contraria. Pero quedaba todo el segundo tiempo por delante.
El Arsenal se topó con un muro llamado Godín
El Arsenal aumentó el ritmo en la segunda parte, como era lógico. Movían la pelota más rápido y de manera más vertical. Los ‘gunners’ empezaban a poner al Atleti en verdaderas dificultades. Pero no contaban con dos gigantes rojiblancos. Uno en defensa y otro en ataque. Los Diegos. Godín y Costa estaban inconmensurables. El Atlético era superior en las áreas.
El uruguayo lo cortaba absolutamente todo en la zaga. Una y otra vez atacaba el Arsenal y siempre se topaban con él. Y en la delantera, Diego Costa podía, hasta que le aguantó el físico, con todo y con todos. A base de potencia y zancada dejaba atrás a sus rivales. Y su asociación con Griezmann siempre llevaba peligro. Pero a última hora siempre aparecían los centrales del Arsenal para evitar el remate.
Fernando Torres sustituyó a Diego Costa. Los minutos pasaban y las tácticas ya no existían. El encuentro se rompió y se convirtió en un correcalles donde el que estuviera más preciso podía marcar. Pero nadie lo estuvo. Ninguno encontraba el último disparo. Y así, el partido se acabó, con final feliz para los atléticos. Próxima parada: Lyon.
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