A unas diez cuadras de la Plaza Roja, justo frente a la Catedral de Cristo Salvador, en pleno corazón de esta capital moscovita transformada en el centro del universo futbolero, se dibuja un pórtico con una entrada arbolada que parece continuarse en un sendero largo decorado con diez banderas. Son los emblemas de las federaciones que forman parte de la Conmebol. Se trata del ingreso a la Casa de la Conmebol en el Mundial. Una idea tan interesante como estratégica.
Mientras la FIFA eligió hoy en su Congreso N° 68 a Estados Unidos, México y Canadá como sedes conjuntas para el Mundial 2026, en la Casa de la Conmebol el fútbol sudamericano aprovecha cada resquicio para continuar tejiendo pensando en la organización del Mundial 2030 con sede tripartita: Argentina - Paraguay - Uruguay.
La inauguración de la Casa de la Conmebol en Moscú, pautada para este jueves y con apertura asegurada durante todo el Mundial, no será sólo un acontecimiento protocolar.
Ahí estará nada menos que Gianni Infantino, el titular de la FIFA, apoyando con su presencia, jerarquizando el evento y cortando la cinta simbólica junto a Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol. Favor con favor se paga. Infantino mira mucho hacia Sudamérica porque también Sudamérica suma decisiones que fortalecen al dirigente número del fútbol mundial, como por ejemplo el pedido para que el Mundial 2022 de Qatar se realice con 48 equipos y no con 32 como estaba pactado de antemano.
Ahí también será protagonista Fernando Marín, el ex gerenciador de Racing y Coordinador General del Comité Organizador del Mundial 2030. Hablará unos minutos en representación de los gobiernos y de las federaciones de fútbol de los tres países. Contará algunos detalles sobre el paso a paso hacia un objetivo que roza la utopía. En definitiva, aprovechará el marco de este Mundial para amplificar el sueño argentino-paraguayo-uruguayo, siempre argumentado en que todo ocurriría justo a 100 años de la Primera Copa del Mundo, organizada en 1930 por Uruguay.
No es sencilla la misión. China amenaza con apostarle también al 2030. Igual que Inglaterra, que podría proponer otra candidatura tripartita, en este caso con Gales y Escocia. Vaya enemigos.
Todavía no está confirmada la presencia en la Casa de la Conmebol de Claudio Tapia, quien se encuentra en la concentración de la Selección en Bronnitsy, a unas dos horas en auto. Pero no es para preocuparse. No obedece a ningún conflicto. Al contrario...
Solamente bastan un par de diálogos con dirigentes de la Conmebol para encontrar un respeto muy grande por Chiqui Tapia y su forma de manejarse en el máximo organismo del fútbol sudamericano. "Cada vez tiene más peso y vuelo propio. Ha sido muy inteligente para que la AFA recupere el espacio que había perdido en la Conmebol, en especial durante la intervención de Armando Pérez", le contó a Clarín un dirigente muy próximo a Alejandro Domínguez. Y fue algo más allá: "Nos está sorprendiendo con la diplomacia que se maneja. Creíamos que iba a ser mucho más combativo y peleador, sabiendo que es el yerno de Hugo Moyano".
En la Conmebol le elogian a Tapia la manera de reclamar y también exaltan a su AFA porque es una de las dos federaciones con nivel de ejecución más alto de los programas de desarrollo que financia el máximo organismo del fútbol sudamericano. ¿Cómo es esa historia? La Conmebol destina un millón de dólares a cada federación para distintos programas. Va entregando el dinero por partes, a medida que cada una va cumpliendo con las etapas prometidas. Por algo Tapia ahora es uno de los vicepresidentes de la Conmebol.
Más allá del Mundial de 2030 y de los dulces para Tapia, también en la Casa de la Conmebol habrá otros argentinos en acción en estos días. Gonzalo Belloso, ex delantero de Central, impulsará el Segundo Simposio de la Dirección de Desarrollo, con César Menotti, Matías Almeyda y Javier Zanetti como disertantes, en otras figuras del fútbol sudamericano. El eje será profundizar la formación de los jóvenes.
Hubo recién un Congreso de la FIFA y se definió la sede de un Mundial. Mientras, la Conmebol hace su juego. Y a ese partido muchos argentinos a su manera también lo juegan.
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