El Barça se sobrepone a una preocupante primera parte para acabar tumbando al Sevilla gracias a la inspiración de Leo Messi
FICHA TÉCNICA
Liga Santander 2016/17
Jornada 11
SEVILLA FC
Sergio Rico; Mariano, Rami, Carriço, Escudero; N'Zonzi, Nasri (Iborra, min 77); Sarabia (Correa, min. 84), Vázquez (Ganso, min. 66), Vitolo y Vietto.
FC BARCELONA
Ter Stegen; Sergi Roberto, Mascherano, Umtiti, Digne; Busquets, Rakitic (André Gomes, min 72), Denis Suárez (Rafinha, min. 85); Neymar, Messi y Luis Suárez.
GOLES
1-0, min. 15: Vitolo culmina un contragolpe del Sevilla.
1-1, min. 42: Messi dispara desde la frontal tras una jugada individual de Neymar.
1-2, min. 60: Luis Suárez supera a Rico con la pierna derecha tras un pase de Messi desde la frontal
ÁRBITRO
Jaime Latre (comité aragonés). Amonestó con cartulina amarilla a Neymar (min. 9), Rami (min. 25), Sergi Roberto (min. 43), Mariano (min. 49), Digne (min. 65), N'Zonzi (min. 81), Messi (min. 83), Carriço (min. 84), Luis Suárez (min. 88) y Mascherano (min. 90+2).
INCIDENCIAS
Partido correspondiente a la undécima jornada de Liga, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 40.800 espectadores.
JAVIER GIRALDO
En el partido más intenso de la temporada, el Barça se creció en el Sánchez Pizjuán para llevarse una victoria de mérito en el campo más exigente de Primera. Nadie había conquistado el estadio del Sevilla, y parecía que tampoco lo haría el Barça, víctima de una floja primera parte hasta que apareció Leo Messi, primero para firmar el empate y luego para fabricar el gol de la victoria, obra de Luis Suárez.
El Barça fue Jekyll y Mr. Hyde en Sevilla: jugó una primera parte preocupante, sin control del juego y a merced de un rival especialmente intenso, pero empató poco antes del descanso y resucitó a lo grande en la segunda parte, siempre agarrado a la inspiración de Messi, omnipresente en el Sánchez Pizjuán,figura decisiva para entender la metamorfosis del Barça en 90 minutos.
El partido fue puro vértigo desde el pitido inicial: no hubo tregua, sobre todo porque el Sevilla se lo tomó como si le fuera la vida en ello. Antes del primer minuto de juego, Vietto y Sarabia ya habían puesto a prueba a Ter Stegen. El Barça no tardó en comprobar que le esperaba un ejercicio de superviviencia en el campo más exigente de la Liga.
Respondió el equipo de Luis Enrique con un contragolpe armado por el tridente que Luis Suárez no logró culminar: su remate, mordido, lo despejó Sergio Rico. La amenaza del Barça no inquietó al Sevilla, que buscó la portería del Ter Stegen con una maravillosa desesperación.
Ambicioso, el conjunto de Jorge Sampaoli se vistió de equipo grande, hasta el punto de arrebatarle la posesión al Barça. El Sevilla controló el partido con autoridad frente a un Barça demasiado frágil, sin centro del campo (solo Denis Suárez era capaz de trenzar juego), incapaz de conectar con el tridente y ahogado por la presión del rival. Los balones divididos eran para el Sevilla. Los duelos individuales, también.
CUESTIÓN DE TIEMPO
El gol del Sevilla era cuestión de tiempo: llegó al cuarto de hora, en uno de esos intercambios de golpes en los que se había convertido el partido. El Barça no supo acabar su jugada y una brecha se abrió a la espalda de la zaga blaugrana. Sergi Roberto no pudo frenar el avance de Vitolo, que recogió un balón en profundidad para plantarse ante Ter Stegen y abrir el marcador.
Fueron los peores minutos del Barça. Convertido en un equipo a la deriva, sin argumentos para contrarrestar la intensidad del Sevilla, sin capacidad para controlar el juego, el equipo de Luis Enrique se veía superado una y otra vez por el arrollador sistema de Sampaoli. Vietto le ganaba el pulso a Mascherano y Vitolo se disfrazaba de Balón de Oro frente a la pasividad del Barça.
Sorprendió la posición de Messi, que jugó en la media punta, por detrás de Luis Suárez, en lugar de dejarse cae a la banda derecha, como acostumbra. El argentino bajó al círculo central una y otra vez para intentar armar el juego, consciente de que la sala de máquinas del equipo no carburaba del todo.
Fue el argentino, quién si no, el que empezó a arreglar el desaguisado. El Barça no merecía el empate, pero Messi cerró un contagolpe con su maestría habitual. Condujo el balón Neymar, que se paseó por el balcón del área hasta que Messi irrumpió desde atrás para conectar un remate seco y ajustado al palo derecho de Sergio Rico. Solo faltaban un par de minutos para el descanso y el Barça respiraba aliviado.
En la segunda parte cambió totalmente el guión del partido: el Sevilla empezó a quedarse sin gasolina y el Barça dio un paso adelante. El equipo blaugrana comenzó a ser reconocible: jugó con jerarquía y autoridad, recuperando la posesión del balón, ocupando el campo contrario y acumulando ocasiones.
RADICAL CAMBIO DE GUIÓN TRAS EL DESCANSO
Pudo marcar Messi a los diez minutos de la reanudación, pero su remate a bocajarro lo despejó Rico con una mano excelente. El argentino empezaba a gobernar el partido, aunque el duelo seguía siendo un caos ingobernable, un combate de boxeo sin tregua ni respiro, tan entretenido como agotador.
En ese panorama, Messi emergió por encima del resto. En su versión más voraz, el argentino estuvo a punto de lograr un gol de videoteca, regateando a tres rivales en medio metro cuadrado, pero su disparo se fue por encima del larguero.
Poco después, cuando se cumplía una hora del partido más intenso del curso, el Barça se puso por delante en el marcador. El gol lo fabricó Messi y lo anotó Luis Suárez, aprovechando una apertura del argentino desde la frontal. El uruguayo remató cruzado, por abajo, imposible para Sergio Rico.
El gol certificó la resurrección del Barça y dio carta de naturaleza al giro argumental del partido: la primera parte, que había sido un monólogo del Sevilla, quedaba enterrada por el Barça, que jugó 45 minutos extraordinarios después del descanso. Más allá del resultado, lo mejor que ofreció el partido de Nervión fue la capacidad del Barça de sobreponerse a un pésimo arranque de partido.
SUÁREZ PUDO SENTENCIAR
Luis Suárez estuvo a punto de sentenciar el partido en el ecuador de la segunda parte, tras otra gran combinación con Messi, pero su balón se paseó por la línea de gol, puro suspense en un partido que pareció una superproducción de Hollywood.
El uruguayo volvió a chocar con Sergio Rico poco después, en un remate claro que el portero del Sevilla rechazó cuando la afición del Sevilla ya se temía lo peor.
Seguía vivo el partido, mientras el Barça intentaba rematarlo y el Sevilla buscaba una bocanada de aire para no ahogarse definitivamente. El equipo de Sampaoli, duro de pelar, buscó el empate hasta el final, pero el Barça tiró de jerarquía para embolsarse un triunfo especialmente prestigioso.
Nadie había ganado en el Pizjuán. Lo hizo el Barça después de una demostración de supervivencia. El equipo blaugrana demostró una excelente capacidad de reacción para llevarse uno de esos partidos que sirven para crecer y ganar confianza. Un triunfo para el futuro.
Messi celebra el gol del empate con sus compañeros EFE
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