En el momento más importante de la temporada, cuando estaba en juego el futuro en la máxima competición continental y con la grada ilusionada por vivir un nuevo capítulo de oro en la historia del Atlético, Simeone no sólo pudo disfrutar de su plantilla al completo, también se pudo aprovechar de la calidad que había llegado al equipo el pasado verano.
Que se esté viviendo una campaña de transición no significa que los colchoneros tiren todos estos meses a la basura. El gen competitivo de la entidad hace que cada encuentro sea una final y se disputen todos y cada uno de los títulos que hay en juego. Es cierto que en la Copa no se estuvo a la altura y en LaLiga se han alejado Barcelona y Real Madrid, pero en la Supercopa se pudo mostrar el espíritu de los rojiblancos y en la Liga de Campeones se ha confirmado que los de Simeone no se asustan ante nadie.
Sobre el terreno de juego de Anfield se vio claramente que transición no "es esperar a que salgan las flores" y con cuatro fichajes en el once titular más dos de los refuerzos de esta campaña saliendo desde el banquillo, se vio a la perfección el ADN colchonero.
De los partidos de vuelta de los octavos de final, sólo el Borussia Dortmund contó en su equipo con hasta seis incorporaciones en el verde y de todos los equipos, el Atlético fue el único que ganó y demostró que pese a tanto cambio, los resultados siguen llegando.
El Liverpool dispuso de un once que prácticamente toda Europa conoce de memoria y sólo la baja de Alisson hizo que jugara Adrián, llegado el pasado verano. El PSG contó con tres fichajes, los mismos que Tottenham, Leipzig y Valencia. Cercana a la del Atlético fue la situación del Atalanta, pero los transalpinos sólo contaron con tres de sus caras nuevas en el once titular.
Para justificar la temporada de transición, Simeone puso en su momento un claro ejemplo. "Hablo de gente como Lodi que tiene 21 años que ha llegado por uno que se fue como Filipe que tiene 34", comentó un entrenador que vio como se iban pesos pesados de su plantilla como el mencionado Filipe, Godín o Juanfran y dos de sus mejores futbolistas como Griezmann o Rodrigo.
En su lugar llegaron los Lodi, Trippier, Felipe, Hermoso, Llorente o Joao Félix y en un equipo donde los movimientos están estudiados al milímetro, el juego es muy diferente al de muchos otros clubes y donde se vive el fútbol de una forma tan característica, no es fácil acoplar tanta cara nueva a las primeras de cambio.
Con ocho novedades inició la temporada el Atlético tras la salida de siete futbolistas el pasado verano. El proyecto de Simeone tuvo un punto y seguido con tanta permuta que se vio afectado por una importante plaga de lesiones pero una vez más, demostró ser cien por cien competitivo.
Así, tras siete mes de competición discurrido y en pleno parón por el coronavirus, toca destacar visto lo sucedido en Anfield que la dirección deportiva no tuvo mal ojo en el verano más complejo desde la llegada de Simeone al banquillo. Felipe ha mejorado el nivel que proporcionaba Godín en su última etapa como colchonero, Lodi es un lateral de mucho futuro, Trippier ha reforzado el carril diestro, Joao Félix ha mostrado cualidades para ser uno de los mejores futbolistas del continente y aunque Marcos Llorente es un jugador distinto a Rodrigo, todo lo que suma al grupo más sus dos tantos de Anfield le hacen ser un nuevo ídolo de la afición.
Así, sólo queda que la maquinaria colchonera pueda seguir trabajando para afinar conceptos, sus jugadores vayan obteniendo veteranía y la sumen a una calidad futbolística que todo el mundo ha visto que tienen. De esta forma, poco a poco este equipo se irá pareciendo a los que ganaron títulos con Simeone en el banquillo y porqué no, quizá pueda superarlos.
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