Los titulares, las portadas, los elogios y los flashes apuntarán a Marcos Llorente. Se lo merece un futbolista que ha vivido a la sombra durante buena parte de la temporada y que es capaz de marcar dos goles saliendo desde el banquillo en Anfield. El partido, sin embargo, estuvo en otra zona. Las porterías marcaron el destino de la eliminatoria. El Liverpool examinó hasta la saciedad a un Oblak imperial, milagroso, gigante. El Atlético, que no había tirado entre los tres palos salvo un disparo inofensivo de Joao Félix, sonrojó a Adrián tras un error del meta español. Los del Cholo tiraron seis veces e hicieron tres goles. El Liverpool, en ese momento, ya había perdido la cuenta de las veces que había fusilado a Oblak.
Cuando nadie lo esperaba, llegó la gran sorpresa de la noche. En un error en el despeje de Adrián, Joao Félix durmió el balón y cedió a Llorente, el único cambio hasta entonces del Cholo en Anfield. Decidió probar a un inédito Adrián, aseguró el golpeo y se encontró con el segundo error del meta español en un resbalón inoportuno. Minutos más tarde, asestó el golpe de gracia al Liverpool con otro buen disparo desde fuera del área.El centrocampista, que había sustituido a Diego Costa, se convirtió en el héroe de Anfield.
¿Alguien dudaba que Oblak firmaría un partidazo en Anfield? Se preveía un Atlético atrincherado, con un rival metiendo balones al área sin descanso... y en ese escenario, la actuación del esloveno se antojaba fundamental. Un día más, Oblak respondió a las expectativas. Es el jugador franquicia de este Atlético. La estrella que los rojiblancos deben conservar contra viento y marea.
Fue la sorpresa del Cholo en el once. Diego Costa volvía a ser titular pero el partido le vino grande. De ese delantero de potente zancada, instinto asesino y eterna pelea solo queda un sentido del trabajo que suena mejor que resulta. Dos goles en 19 partidos esta temporada. Y lo peor no es eso, es la escasa sensación de peligro que desprende. Que durase 55 minutos en Anfield no es casualidad.
Los recursos ofensivos del Liverpool son infinitos. La dificultad de frenar al equipo de Klopp radica en su habilidad para manejar todos los registros. Los centros y disparos de larga distancia de Arnold, la llegada de Wijnaldum, el desborde de Salah, la inteligencia de Firmino, la potencia de Oxlade o Mané... y así hasta un sinfin de posibilidades. Las sufrió el Atlético, que se encomendó a la inspiración de Oblak para permanecer de pie ante tal despliegue.
¿Cuántos centrales hay ahora mismo en mejor estado de forma que Felipe? Llorente y Oblak fueron los grandes protagonistas del partido pero la victoria rojiblanca tuvo en el central brasileño a uno de sus pilares básicos. El defensa se hartó a despejar centros al área.
El Atlético silenció Anfield en la última jugada del partido. En un cabezazo que iba para la historia, Saúl encontró la escuadra. Simeone festejaba entrando al campo con parte del banquillo pero entonces levantó la bandera el línea y los rojiblancos despertaron del sueño. Saúl estaba en fuera de juego, de principio a fin. Por fortuna, no tuvieron que acordarse de esa jugada.
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