Jaume Doménech sufrió otra vez la pesadilla de un gol olímpico en un partido importante. El tanto de Toni Kross en el minuto 16 de la primera parte no es el primero que recibe de un saque de esquina directo. La temporada pasada Joaquín, en la ida de la semifinal de Copa contra el Betis en el Benito Villamarín, ya le marcó un tanto desde el mismo perfil que Kross (lanzador diestro desde la derecha de la portería). Entonces el jugador verdiblanco tuvo más precisión porque Jaume estaba pendiente del saque pero buscando más el centro sin esperar el disparo directo. De hecho, logró sacar el balón desde dentro, y fue el VAR el que dio validez al tanto después de que comprobar que el balón había rebasado completamente la línea. El Valencia logró empatar el encuentro en la segunda parte y esa acción quedó en un segundo plano, aunque es cierto que aumentaron las dudas alrededor de Jaume que Marcelino zanjó públicamente y también con la decisión de mantenerlo en el partido de vuelta en Mestalla, en el que el Valencia logró su clasificación para la final.
Contra el Real Madrid, Toni Kross se dio cuenta de que Jaume no estaba pendiente del lanzador mientras ordenaba a la defensa en el área pequeña fuera de la portería sin ningún jugador que cubriera el primer palo, como de costumbre. El centrocampista alemán vio el hueco y lanzó directo a la portería. Cuando Jaume quiso reaccionar ya era imposible. El portero se dio cuenta de su error y lo fue mascullando con el lenguaje gestual durante todo el partido. Había hecho una gran parada a remate de cabeza Varane al principio del encuentro y, antes del descanso, evitó otro gol tras un remate de cabeza de Isco. Cuando enfiló el vestuario tras los primeros 45 minutos ya solo quedaba el delegado Paco Camarasa esperándolo para animarlo con un golpecito en la cara antes de abandonar el césped. Jaume no parecía tener consuelo. Mucho menos cuando en la segunda parte ya llegó el tercer tanto de Modric con el exterior de si pie derecho.
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