Hace un tiempo, en una instancia en la que se sentía bombardeado por rumores lejanos a la realidad, sintiéndose empujado por la fuerza a un escenario virtual, Jorge Sampaoli apeló al diccionario. Fue a buscar el significado exacto de una palabra: "Virtual". Enseguida la encontró y ahí leyó: "Todo lo aparente a lo real. No real". Entonces, apoyado en ese axioma, trata de recorrer cada día. Así, sabiendo muy bien qué es verdad y qué es mentira, tranquilo con su conciencia, avanza hacia el Mundial decidido a no desenfocarse del objetivo central: entrenar y aprovechar el tiempo para encontrar el mejor equipo. Aferrado a esa misma línea, en algunas charlas con los jugadores, el entrenador suele remarcar: "Creamos en nuestra voz". Ese es el núcleo del "Método Sampaoli" para no desequilibrarse y para evitar cualquier grieta interna en la antesala de la aventura rusa. No es fácil, pero ahí va. Según dicen desde su entorno y según se observa en los breves minutos de apertura de las prácticas, el Zurdo de Casilda no pierde la sonrisa. Se muestra entero.
Ya no se trata de las críticas a sus elecciones futbolísticas: si faltan otro "5" y otro "9", si está desprotegido el recambio en el corazón de la defensa, si... Ahora se transitan zonas peligrosas, delicadas. La esposa de Sergio Romero, la modelo Eliana Guercio, viene insinuando que el dolor de Chiquito en la rodilla derecha fue la excusa ideal para sacárselo de encima que encontró el técnico.
El padre de Nahuel Guzmán, Jorge, enojado porque su hijo se había quedado inicialmente afuera de la lista de 23, basado en su talento de caricaturista, bajó un mensaje bravo, abierto a interpretaciones múltiples que por ejemplo invitan a pensar que la TV le pone al DT jugadores (¿Franco Armani?) o que el DT se deja influenciar por la TV...
Hoy Sampaoli no mira la tele, no escucha la radio y no se sumerge tampoco en las redes sociales. Fútbol, fútbol, fútbol... Sólo se desenchufa por estas horas con alguna película o serie. Elige el gimnasio para descargar todo lo malo que pueda perforar esa estrategia para no verse afectado por los virus extrafutbolísticos.
Tranquilo con su conciencia se siente Sampaoli en ambos casos por distintas razones que quienes lo rodean exponen:
1) Caso Romero. "Sergio no tiene absolutamente nada roto. Al no ser una ruptura la recuperación son dos semanas. Yo estoy segura que en diez días, por como es Sergio, está recuperado. Me cansé de que mientan impunemente acerca de la lesión. No sé si hablan por ineptos, por cobardes o si tienen intereses personales", insiste Guercio, la esposa de Romero.
En la Selección reafirman que es un desprendimiento de cartílago que no se puede precisar cuándo ocurrió y que en un momento bloquea la rodilla. Eso obliga a realizar una artroscopia para limpiar la rodilla. Según los especialistas, la recuperación demanda 21 días y obliga a observar la evolución.
Como para el debut en el Mundial falta casi ese mismo tiempo, Sampaoli se inclinó por una decisión de fondo y lo excluyó. Era asumir un riesgo grande y lo obligaba a una desprolijidad: comprometer a otro arquero a esperar por si Chiquito no se recuperaba.
Lo que está claro es que el DT lo hubiera sostenido en la lista igual si se trataba de un imprescindible para la Selección (Lionel Messi, Nicolás Otamendi, por ejemplo), algo que Romero hoy no es.
2) Caso Guzmán. El domingo, un día antes de dar la lista final de 23 jugadores, Sampaoli le comunicó al arquero que no iría al Mundial. Desde la Selección cuentan que ya se lo había insinuado una semana antes en Ezeiza, cuando todavía no se había anunciado la nómina de 35 futbolistas, aunque no se lo había dicho en forma directa.
El propio Guzmán, antes del "no vas" de Sampaoli, había advertido ese desenlace porque veía que los mundialistas se entrenaban en Ezeiza y a él no lo habían integrado a ese grupo... Eso al arquero no le gustó. Lo consideró un manoseo.
Además, si el padre de Guzmán estalló en las redes y con esa caricatura más que picante fue porque consideró una injusticia que su hijo haya estado en todo el proceso y haya sido dejado afuera para incluir a dos arqueros suplentes en sus equipos. Pero...
Romero se lesionó y Sampaoli, sin rencores, recurrió a Nahuel Guzmán, quien enseguida dijo "ya voy". Hubo una charla aclaratoria en Ezeiza entre ambos, con el DT y su conciencia tranquilos de que los medios no le impusieron la convocatoria de Franco Armani. Y listo. A mirar hacia delante. Todo mientras el padre de Guzmán perdía consistencia con apariciones públicas en diversos medios tratando de relativizar lo que ya era imposible de atenuar.
El tiempo dirá hasta dónde estos escándalos dañaron a la Selección. También responderá algunas preguntas. ¿El técnico y los médicos de la Selección aclararán el Caso Romero, el más grave de los dos? ¿Hasta cuándo Romero y Guzmán avalarán con el mismo silencio que vienen sosteniendo a su esposa y su padre, respectivamente? Se verá. Lo concreto es que, comparados con estos dos casos y aunque tampoco nada suman, resultan menores la bronca de Wanda Nara por la marginación de su marido Mauro Icardi, más los tuits condimentados de Ricardo Centurión y la negativa de River a ceder en forma anticipada a Franco Armani. Mucho menos impacta que vuelva a la carga de nuevo Diego Maradona diciendo que cree en los jugadores, pero no en Sampaoli.
Mientras tanto, Sampaoli trata de aislarse y de seguir trabajando para encontrar un equipo que acompañe a su genio, a Messi. Es el momento para demostrar, por fin, mano de entrenador diferente. El lo sabe. Y no quiere desenfocarse. Lo hace como aquellos tipos tranquilos con su conciencia, con una sonrisa y creyendo en su voz. Es su método.
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