En una semana Millonarios pasó de ser un equipo productivo, organizado, por momentos, e inteligente en el último cuarto de cancha, a perder la pelota sin pudor, a no marcar bien, a olvidar las funciones, también las posiciones. Esta vez los papeles se cambiaron. Deportivo Lara fue el que puso a correr la pelota y, por ende, al cuadro embajador, el que tuvo el control en un día incoloro para los dirigidos por Miguel Ángel Russo y el que terminó quedándose con la victoria por 2-1 para no solo volver a vivir en el Grupo G de la Copa Libertadores, sino para complicarle todo a un club que la semana pasada tomó un bálsamo con el triunfo 4-0 frente al mismo rival.
Los nombres de los futbolistas corroboraron que era el mismo duelo de la semana pasada. Bueno, no el mismo, entre los mismos equipos que es otra cosa. Porque este martes, los venezolanos, con sus deficiencias notorias en la última línea, fueron mejores, y con la vocación de ir para adelante, sin importar nada, abrieron la cuenta en el minuto 10 de juego gracias a la anotación de Carlos Sierra.
Y siendo mejores, más entregados, llevaron al segundo gol a través de una pena máxima discutida. El encargado de cobrar: el mismo Sierra. Deportivo Lara fue una muestra de la dignidad en todo su esplendor, es decir, en luchar. Y esa pelea con el otro y consigo mismo fue potenciada por un Millonarios que dio ventajas en una banda, por la otra, que olvidó que la mejor forma de defenderse es teniendo la pelota.
Leonardo González interpretó bien el partido y a eso se le sumó que no fue el momento de Millonarios tampoco el día. Y eso que el equipo colombiano tuvo unas cuantas opciones de gol, como el remate en el palo en la primera parte de Juan Camilo Salazar, un joven de 20 años que, por instantes, cayó en el pecado del afán, pero que también generó el poco peligro en la portería local.
Ya en el minuto 68 el juez decretó otra pena máxima, esta vez a favor del visitante. El encargado del disparo: Ayron del Valle, el que siempre lucha en solitario, el incansable. Su disparo, potente, con rabia, terminó al fondo de la red. Fue el 2-1 y el detonante para que el encuentro se abriera aún más. Millonarios buscando el empate, Deportivo Lara resguardado a la espera del contragolpe.
Y ahí sí que se perdió el poco orden que tuvo, pues la prioridad fue buscar el arco de Luis Curiel, que bajo presión respondió con la tranquilidad de quien no hace algo por primera vez. No hubo más goles, tampoco llegadas claras, solo nervios. Los venezolanos llegaron a seis puntos, dejaron a Millonarios con cuatro y a la espera de lo que suceda entre Corinthians e Independiente el próximo miércoles.
En el fútbol, como en la vida misma, todo puede cambiar con mucha rapidez. Que lo diga Millonarios que hace una semana estaba festejando una victoria aliviante y que ahora no solo tiene complicada la situación en el torneo local sino en la Copa Libertadores.
El dato: la próxima salida de Millonarios será el 17 de mayo cuando reciba a Independiente de Avellaneda en el estadio El Campín de Bogotá.
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