Derrota del Betis por la mímima en casa frente a un Espanyol que hizo muy poco para llevarse los tres puntos. El Villamarín coreó la dimisión de Gustavo Poyet.
El Villamarín es un campo treméndamente sencillo para cualquier rival que se deje caer por aquí cada quince días. Solo tienes que esperar a que grada y jugadores se metan en su particular guerra que no lleva a nada y a los pocos minutos obtendrás recompensa. Eso hizo hoy en Espanyol y parece que lo harán muchos equipos a lo largo de la temporada
Primera parte de más a menos del Real Betis al que le costó entrar en el partido por los nervios de los primeros minutos. El Espanyol poco a poco fue dando pasos atrás y retrasando la presión alta, lo que dejó a los de Poyet la posesión del balón, posesión que usó con mucha paciencia. Tocando y tocando el Betis buscaba, sin demasiado riesgo, llegar al área contraria. Y no tardó mucho en hacerlo, en un contragolpe, Sanabria cabalga hasta la frontal del área y se inventa un disparo cruzado fuerte y raso que se marchó lamiendo el poste de la portería de Diego López.
Unos minutos después, el mismo Sanabria remató bien, pero centrado un pase alto de Álex Martínez, pero Diego López lo atajó bien. Unos minutos después, Joaquín recibiría un centro desde banda izquierda y el rechaze lo usó el canario Rubén Castro para disparar a bote pronto, aunque el disparo se fue alto. Eso fue todo lo que hizo el Betis en la primera parte, y todo en los primeros 25 minutos, pues con el paso de los minutos y el arbitraje de De Burgos Bengoetxea, el Betis empezó a salir del partido y dejar protagonismo a los catalanes que poco a poco se fue envalentonando y llegando al área de Adán, aunque sin demasiado peligro. Un balón dividido que Gerard Moreno remató y el madrileó atajó en dos tiempos y un remate de cabeza de David López que también detuvo con palomita incluida. El Betis se fue al descanso con pitos de la afición, que le exigía un plus de intensidad ante un rival que desde el primer momento demosntró que venía a no perder.
Tras la segunda parte, la reacción bética se vio durante los primeros minutos. Más intenso y desbordando a un Espanyol que salió dormido. Una buena jugada a balón parado entre Felipe Gutiérrez y Pezzella casi sorprende a Diego López que mandó a corner el disparo del argentino. Pero al igual que en la primera parte, una jugada cambió la dinámica del partido. Una falta de Hernán Pérez sobre Felipe Gutiérrez acaba en ley de la ventaja con el chileno sobre el cesped, en la pérdida de balón, los pericos salen a la contra y Jonas Martin tiene que derribar al jugador viendo la amarilla y provocando el cabreo general de la grada y el particular de los jugadores. Con dos sobre el cesped, el partido se paró unos minutos que fueron una bendición para el Espanyol y un desastre para el Betis que perdió el fuelle del arranque del segundo tiempo. Entonces el partido volvió al ritmo soporífero de la primera mitad hasta que a la hora de partido, un corner lo remata Diego Reyes para anotar el gol de los pericos. Desde entonces, el partido fue la bronca habitual. La grada despertó contra Poyet, que no volvió a aparecer más por el área técnica. El Espanyol se replegó atrás y dejó totalmente el balón para el Betis que no fue capaz de incarle el diente a los pericos en lo que restaba de partido. La más clara fue en la prolongación, cuando un corner es rematado por Pezzella y entre Diego López y el largero evitaron el empate verdiblanco. El partido terminó sin más que con la grada al completo pidiendo la dimisión de Poyet. El Betis cae derrotado en casa por segunda vez en la temporada, pero deja muy tocada la moral del técnico uruguayo.
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