Hay similitudes y diferencias entre ellos, aunque hay una cuestión que los une y, a la vez, los cruza. Ambos vistieron la camiseta de River y de Boca. Pero sus caminos fueron a la inversa. Mientras Gabriel Batistuta no encontró lugar en River y la rompió en Boca, Pratto busca la gloria en River, después de no haber sido tenido en cuenta en Boca hace una década.
Pratto ya no festeja los goles de Boca como lo hacía cuando jugaba en las Inferiores del club Xeneize. Casualmente, uno de ellos, jugando en la Sexta División, se lo hizo a River en el predio de Ezeiza, el mismo en el que ahora se entrena todos los días. Tampoco lo hace en alguna tribuna de la Bombonera, como alguna vez que acompañó a su tío a ver al equipo de Carlos Bianchi, según él mismo contó en una entrevista en San Pablo. Ahora, el “Oso” grita con fuerza y ganas los goles de River. Así ocurrió el jueves por la noche, cuando abrió el camino de la victoria de River sobre Emelec.
Fue el cuarto gol de Pratto con la banda roja y el primero en la Libertadores, esa Copa que lo desvela. Anteriormente la jugó con otros cinco clubes pero aún no pudo ganarla. Por eso, está obsesionado con conquistar América. Por eso hizo tanta fuerza por ponerse la camiseta de River más allá del desafío futbolístico de jugar en uno de los más grandes de la Argentina, de ser dirigido por Marcelo Gallardo y de estar más cerca de su hija Pía.
Lucas Pratto en una charla con Gallardo en la pretemporada en Miami apenas se convirtió en jugador de River.
Es que el pasado boquense de Pratto ya quedó atrás. Tan atrás que él mismo declaró que “no volvería a Boca y sí le gritaría un gol Boca porque mi identificación es con Vélez y es al único equipo que por respeto no se lo gritaría”. Claro, Pratto tuvo un gran desempeño en Vélez (entre 2012 y 2014), club en el que ganó tres títulos.
Hay dos delanteros a los que Pratto admiraba. Uno de ellos, extranjero: Thierry Henry. Y el otro, argentino: Gabriel Batistuta. De chico no se perdía los partidos de la Fiorentina y luego los de la Roma e Inter, los clubes en los que Bati jugó en Italia. Y gritaba los goles que el 9 de barbita y melena hacía en la Selección.
La historia de Batistuta es a la inversa de la de Pratto. Llegó desde Newell's a River a mediados de 1989 cuando Reinaldo “Mostaza” Merlo era el técnico. Tuvo lugar durante seis meses pero después quedó relegado con el arribo de Daniel Passarella a la conducción técnica del equipo millonario.
Gabriel Batistuta jugando con la camiseta de River un partido contra Gimnasia La Plata.
Ahí apareció Boca en la vida de Batistuta. Y su carrera dio un giro. Tuvo un año intenso con la azul y oro, con la que convirtió 24 goles en 55 partidos. Ganó el Clausura 1991, aunque no fue campeón porque el cetro se lo llevaba el mejor de la temporada y Boca perdió la final con Newell's (ganador del Apertura '90), la cual Bati no pudo jugarla porque estaba con la Selección de Alfio Basile que se preparaba para disputar la Copa América.
Gabriel Batistuta con la camiseta de Boca. Hizo una gran sociedad con Diego Latorre.
Le marcó 2 goles a River (los gritó), llegó hasta las semifinales de la Libertadores con el equipo del Maestro Tabárez (quedó eliminado contra Colo Colo) y partió a la Fiorentina. Es, además, el segundo máximo goleador de la Selección Argentina con 54 tantos.
Batistuta festejando un gol en la Bombonera.
Pratto, por su parte, no tuvo lugar en Boca. Hizo Inferiores y apenas jugó dos partidos en 2009. Antes fue prestado dos veces: a Tigre y al Lyn Oslo de Noruega. Posteriormente, hubo otro préstamo a Unión de Santa Fe y, luego, lo entregaron en parte de pago a Universidad Católica de Chile para adquirir a Gary Medel.
Lucas Pratto grita un gol con la camiseta de Boca en Inferiores haciendo el "Topo Gigio" como Riquelme. Apenas dos partidos jugó en la Primera del club Xeneize en 2009.
Después de romperla en el conjunto chileno y en Vélez, el Oso se fue al fútbol brasileño, donde jugó en Atlético Mineiro y San Pablo. Hasta que volvió a la Argentina para ponerse la camiseta de River, a cambio de cerca de 14 millones de dólares, y tratar de ser figura en el club de Núñez, donde Batistuta no tuvo lugar.
El festejo de Pratto junto a sus compañeros de River tras su gol contra Emelec.
A Batistuta, al igual que a Pratto ahora en River, le costó acomodarse en Boca. En sus primeros 14 partidos hizo tres goles. En tanto, Pratto tiene uno más en la misma cantidad de encuentros. Batistuta, luego, explotó. Pratto sueña que le pase lo mismo, pero desde la otra vereda, con la banda roja sobre el pecho.
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