Gol. Ambición. Entrega. La vuelta de Luis Suárez al navío catalán sustenta al elenco de Quique Setién de tres ingredientes esenciales hacia la receta del éxito. Inmersos en la recta final del torneo doméstico, el retorno del uruguayo ante el RCD Mallorca tras cinco meses en el dique seco teñía de ilusión las esperanzas de la parroquia ‘culé’
156 días. Más de cinco meses desde la última aparición de Luis Suárez sobre la cancha. A ritmo cansado, el calendario quedaba marcado el 9 de enero bajo el cielo del King Abdullah Sports City Stadium frente al Atlético de Madrid en la semifinal de la Supercopa de España, el último encuentro del pistolero al servicio del Barça. En un momento excelso, convertido en el máximo asistente de la competición liguera con siete asistencias y erguido con once dianas como tercer principal goleador de LaLiga, el ‘charrúa’ entraba en quirófano para someterse a una artroscopia y resolver la lesión en el menisco externo de la rodilla derecha provocada por una sutura. Un duro revés insuficiente para tumbar el empuje de una bestia.
Sin la figura del ‘9’ por excelencia del buque catalán, el equipo azulgrana perdía a Luis Suárez en un total de doce partidos antes del obligado parón. Sobrellevando la ausencia del artillero con llegada de Martin Braithwaite y las rotaciones en ataque entre Leo Messi, Antoine Griezmann y Ansu Fati, la forzosa pausa en el calendario permitía al uruguayo minimizar el daño y recibir el alta médica el 6 de junio, convirtiéndose en una incorporación de lujo en la nómina de Setién para encarar las once jornadas de Liga restantes.
Una señal inequívoca
Abanderando la constancia como principal arma, Luis Suárez reaparecía bajo los focos del Visit Mallorca Estadi (antiguo Son Moix) en el minuto 57 en detrimento de Antoine Griezmann. Respaldado por un luminoso soplando a favor (0-2), la entrada del ‘9’ suponía el debut de Suárez a las órdenes de Quique Setién, pues los últimos minutos defendiendo la elástica azulgrana tenían a Ernesto Valverde como comandante en la banca. 156 días más tarde, Luis estampaba de nuevo su marca.
Sin correr pero mostrando de nuevo su voracidad en el tapete, Luis volvía a descubrir destellos de luz al compás de sus botines. Buscando el cuero con ahínco, Suárez encontraba de nuevo en Messi al mejor aliado. Pese a no poder resaltar su regreso con el dulce sabor de las mieles del gol, el pistolero asistía a la perfección al astro argentino para sellar la goleada del Barça en territorio insular. Abrazando el descaro que siempre le escolta, el incasable depredador se abonaba con frescura y sin complejos a la zona de peligro custodiada por Manolo Reina. Descorchando garra e inyectando ambición y pegada, la vuelta de Luis Suárez impulsaba las alas de un equipo que, tras la batalla pugnada en Mallorca, solamente tendrá una decena de duelos en apenas un mes para intentar la reválida del campeonato.
Dueño de una calidad incontestable, con 33 años el olfato depredador de la bestia de Salto aguarda intacto para seguir alumbrando el rumbo de la embarcación. Referencia ofensiva clarividente, la ausencia del goleador estos meses no mermaba un estrado que sigue dominando con finura. Pese a perderse ocho jornadas de Liga, nadie ha sido capaz de rebasar su estela en el ranking de realizadores. Aventajado en la tabla solamente por Leo Messi (20 dianas) y Karim Benzema (14), Luis Suárez sigue afianzando el tercer lugar del podio con once tantos, los mismos que Lucas Pérez (Deportivo Alavés), Roger Martí (UD Levante), Gerard Moreno (Villarreal CF) y Lucas Ocampos (Sevilla FC).
Podía haber sido poco, sin embargo la media hora de juego en el añejo Son Moix para Luis Suárez fue suficiente para descorchar sus credenciales. Adornado con el ansia competitiva que le rodea pudo marcar tras protagonizar un mano a mano con el arquero visitante en los últimos compases de juego, sin embargo el gol acabaría resistiendo a sus embestidas. No importó. El día del regreso y del debut a las órdenes de Setién el uruguayo reveló ser el mejor as en la pizarra del cántabro. Nutriendo de confianza al plantel, generando temor y angustia en el rival, la bestia de instinto depredador indomable demostró estar de vuelta a las andadas. Diez partidos, el desafío de la tercera Liga consecutiva y la hazaña de superar a Ladislao Kubala (194 goles) como tercer máximo goleador en la historia del club atisban como marcas en el horizonte. Apenas tres dianas le separan de la efeméride, y todo indica que batirá el apunte. Hay cosas que no se explican, se saborean y se deleitan con exquisitez. Su regreso es un manjar de los dioses: la bestia de Salto está de vuelta.
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