quarta-feira, 22 de janeiro de 2020

Real Madrid -El acierto del malagueño elimina a un gran Unionistas que lucha hasta el final

Brahim evita un sofoco copero


Brahim despejó el panorama en la penumbra de Las Pistas de El Helmántico. El Madrid se metió en octavos con dos goles del malagueño y uno de Bale, exigido hasta el final por un buen equipo. Unionistas se repuso de la ventaja inicial, llegó a empatar y se mantuvo en pie hasta el tanto final del 21 madridista. Exigió al grande, que tuvo que esforzarse para pasar. Honor al equipo charro.
Y eso que el Madrid se puso pronto en ventaja. Cojeaba Gareth Bale después de su primera carrera por la banda derecha, doliéndose del tobillo, cuando le cayó un balón llovido después de un buen centro de James. El galés bajó la pelota y remató con la derecha, de recurso, para abrir el marcador. No festejó mucho, gélido como la noche salmantina. El tanto premió la seriedad que puso el Madrid en Las Pistas, una cancha distinta, de otro fútbol, desde la alineación a la disputa de cada balón.
Era necesaria esa aplicación, como se había comprobado minutos antes en Ibiza. El pequeño tiene la ilusión de su parte, y Unionistas saltó con las camisetas hinchadas de orgullo. Zidane mezcló sin locuras. Es cierto que James o Bale no son habituales, lo cual no deja de ser un lujazo, pero la mejor prueba de la dificultad adivinada por el técnico fue la presencia de Casemiro y Fede Valverde en la sala de máquinas. Poca broma.
El gol de Bale estableció diferencias, pero no rindió a Unionistas, que se mostró como correspondía a una noche histórica. Góngora lució su fantástica pegada de zurda, obligando incluso a Areola a estirarse en un remate lejano, y Javi Navas explotó bien su carril diestro para asociarse con los puntas, muy guerreros. Llevaron peligro, aunque sin crear ocasiones claras.
Sí tuvo oportunidades clamorosas el Madrid para sellar el pase. Aún en el primer acto, James combinó con Casemiro en la frontal y remató de vaselina al larguero, con Benzema en boca de gol. Y ya en el segundo, en su último servicio de la función, Bale sirvió atrás, no llegó Benzema y de nuevo James malgastó su disparo. Brais le contestó con un paradón. Perdonó, y con los cambios llegó la sorpresa.
Entró Romero, un delantero diminuto y eléctrico que esperó la salida en falso de Militao, encaró a Nacho, le amagó y colocó en la escuadra. Muy blando en el repliegue, el Madrid comprendió que se necesitaba un punto de intensidad extra para no sufrir. Cuatro minutos después, Marcelo sirvió el gol desde la izquierda y Brahim, cayéndose, empujó lo justo para que la defensa local no pudiera evitar lo inevitable.
El 1-2 aturdió a Unionistas, que cedió en la presión. Vinícius y Benzema, hasta ser sustituido, disfrutaron de espacios, pero no atinaron. Y si el gigante no remató la faena, el pequeño buscó la puerta de la historia. Llamó Romero con insistencia y velocidad. Se asomó De la Nava tras un córner, pero cerró Areola con un paradón. Contestó Brais Pereiro con otro paradón. Negó el gol a Vinícius, solo, y tampoco atinó Jovic, dos futbolistas gafados ante el gol. La entrada de Isco ayudó a serenar el duelo. Y ya en la prolongación, Brahim reclamó más minutos con un gol de clase, en una acción individual en banda derecha. Ese es el camino.

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