La gran figura del partido fue Ayron del Valle, que anotó tripleta.
Ayron del Valle marcó tres goles y Elíser Quiñones uno, con los que Millonarios venció 4-0 al Deportivo Lara de Venezuela, en la tercera salida del elenco colombiano en la Copa Libertadores, tras el regreso del técnico, Miguel Ángel Russo, al banquillo.
'Olé, olé, olé, olé, Russo, Russo' fue el coro ensordecedor previo al inicio del partido entre Millonarios y Deportivo Lara, de Venezuela, en la tercera fecha del grupo 7 de la Copa Libertadores. El regreso de Miguel Ángel Russo al banco embajador era el centro de atracción de un juego que, tras la victoria - del equipo colombiano, tomó nombre propio: Ayron del Valle.
El delantero fue el llamado a ser el héroe de la noche. Esta vez no sobresalió por el sacrificio que se le ha valorado en otros días, anoche estuvo presente en su hábitat: en el área haciendo goles. Iban tan solo 19 minutos cuando un pase filtrado de Mackalister Silva fue aprovechado por Jair Palacios que le puso el balón a Del Valle que remató con un taco y tímidamente el balón ingresó en la portería.
Fue el preámbulo de un juego perfecto para el artillero que antes de anotar su segundo gol, a la media hora de partido, tomó una pelota de aire y la puso en el palo. Pero cuatro minutos después aprovechó un despeje de Matías de los Santos y al ver el arquero rival adelantado remató por encima, esta vez no hubo ninguna duda.
Tal vez el único pasaje complicado del equipo embajador fue en el inicio del segundo tiempo. El ímpetu apenas obvio tras terminar el primer tiempo perdiendo 2-0, los llevó a atacar un poco más, pero sin ningún peligro. La única fue por intermedio de un tiro libre que fue controlado muy bien por el arquero Wuilker Faríñez, que en las veces que se le exigió apareció para que la noche fuera perfecta.
La irregularidad de Millonarios durante todo lo que va de año no daba para imaginar un partido perfecto, pero una de las claves era que no estaba saliendo figura el portero Faríñez, los centrales, o el de siempre, Jhon Duque; esta vez el dueño del fútbol, Mackalister Silva, era el protagonista y al que más animaba Russo desde el banco.
Fue así como Millonarios pudo establecer condiciones durante todo el partido y todos los jugadores fueron tomándose confianza con el pasar de los minutos. Incluso, Elíser Quiñones, uno de los futbolistas más resistidos por la tribuna, a los 22 del segundo tiempo sacó un zapatazo y de pica barra el balón ingresó para el 3-0.
Hubo tiempo para todos, incluso para el juvenil Juan Camilo Salazar que le permitió a Del Valle llevarse el balón para la casa. Un contragolpe letal fue comandado por el joven jugador quien al estar frente al arquero se la cedió al goleador que solo tuvo que empujarla. 4-0.
El partido de RussoSin duda para el entrenador argentino fue un juego aparte. Desde que salió se le notaron los ojos vidriosos de la emoción que le daba estar en la cancha dirigiendo tras varios meses de sufrimiento. Siempre atento en la raya, gritando, alentando a sus jugadores, con los puños apretados al cielo en cada gol.
La goleada le permite a Millonarios dormir como líder del grupo 7 de la Copa Libertadores, solo hasta cuando hoy empiece el partido entre Corinthians e Independiente, los líderes de la zona, hasta ayer, que se enfrentan en Argentina. Volvió Russo, el fútbol, el goleador y con él los goles. Una noche mágica en El Campín que le permite soñar en el torneo continental.
El delantero fue el llamado a ser el héroe de la noche. Esta vez no sobresalió por el sacrificio que se le ha valorado en otros días, anoche estuvo presente en su hábitat: en el área haciendo goles. Iban tan solo 19 minutos cuando un pase filtrado de Mackalister Silva fue aprovechado por Jair Palacios que le puso el balón a Del Valle que remató con un taco y tímidamente el balón ingresó en la portería.
Fue el preámbulo de un juego perfecto para el artillero que antes de anotar su segundo gol, a la media hora de partido, tomó una pelota de aire y la puso en el palo. Pero cuatro minutos después aprovechó un despeje de Matías de los Santos y al ver el arquero rival adelantado remató por encima, esta vez no hubo ninguna duda.
Tal vez el único pasaje complicado del equipo embajador fue en el inicio del segundo tiempo. El ímpetu apenas obvio tras terminar el primer tiempo perdiendo 2-0, los llevó a atacar un poco más, pero sin ningún peligro. La única fue por intermedio de un tiro libre que fue controlado muy bien por el arquero Wuilker Faríñez, que en las veces que se le exigió apareció para que la noche fuera perfecta.
La irregularidad de Millonarios durante todo lo que va de año no daba para imaginar un partido perfecto, pero una de las claves era que no estaba saliendo figura el portero Faríñez, los centrales, o el de siempre, Jhon Duque; esta vez el dueño del fútbol, Mackalister Silva, era el protagonista y al que más animaba Russo desde el banco.
Fue así como Millonarios pudo establecer condiciones durante todo el partido y todos los jugadores fueron tomándose confianza con el pasar de los minutos. Incluso, Elíser Quiñones, uno de los futbolistas más resistidos por la tribuna, a los 22 del segundo tiempo sacó un zapatazo y de pica barra el balón ingresó para el 3-0.
Hubo tiempo para todos, incluso para el juvenil Juan Camilo Salazar que le permitió a Del Valle llevarse el balón para la casa. Un contragolpe letal fue comandado por el joven jugador quien al estar frente al arquero se la cedió al goleador que solo tuvo que empujarla. 4-0.
El partido de RussoSin duda para el entrenador argentino fue un juego aparte. Desde que salió se le notaron los ojos vidriosos de la emoción que le daba estar en la cancha dirigiendo tras varios meses de sufrimiento. Siempre atento en la raya, gritando, alentando a sus jugadores, con los puños apretados al cielo en cada gol.
La goleada le permite a Millonarios dormir como líder del grupo 7 de la Copa Libertadores, solo hasta cuando hoy empiece el partido entre Corinthians e Independiente, los líderes de la zona, hasta ayer, que se enfrentan en Argentina. Volvió Russo, el fútbol, el goleador y con él los goles. Una noche mágica en El Campín que le permite soñar en el torneo continental.
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