Por eso anda Sergio mohíno con todo lo que está cayendo y porque sus ‘cuentas de la vieja’ se han visto afectadas por el maldito coronavirus. Al margen del retraso de la Eurocopa para el año próximo, llegaría con 35 y tres meses, tiene ya que descontar de sus cálculos los tres amistosos previos suspendidos… Un evidente ‘más difícil todavía’.
“La selección es como mi segunda piel. Es orgullo, ilusión, coraje, esfuerzo, dedicación. Reúne muchísimos valores. Aprovecho cada momento como si fuese el último. Mantengo la ilusión y ambición por seguir viniendo, mejorando, ganando. Me ayuda muchísimo. Siendo capitán tienes que dar algún que otro consejo, tienes que ser un ejemplo para los nuevos. Todo ese tipo de experiencia, de veteranía, de número de partidos, te da después un conocimiento mayor a la hora de jugar”.
El récord nacional de 170 tiene visos de ser inalcanzable por cualquier otro futbolista español durante años. Incluso se podría contabilizar por décadas. Y, además, va acompañado con otra marca personal, la de 127 victorias. En goles, suma 21, y está a uno de Passarella, el defensa más realizador de la historia. El pasado 26 de marzo, cuatro días antes de su cumpleaños, cumplió 15 años como internacional. Una trayectoria que no tiene mejor vehículo de transmisión que sus propios recuerdos y sus propias palabras.
El protagonista tiene mal cuerpo. Su Sevilla acaba de ser eliminado de la Copa de la UEFA por el Parma. Lo que no le impide estar pendiente de que ese viernes, 18 de marzo de 2005, Luis Aragonés dará la lista de la Selección para el amistoso contra China y la cita clasificatoria para el Mundial 2006 contra Serbia. Su nombre comenzaba a sonar con fuerza. Iba a cumplir 19 años.
“Hasta que no me llamaron de mi club para confirmarlo y lo escuchamos por la radio no me lo creí. Muchas veces se escuchan rumores y luego te llevas el chasco –recordaba en su biografía oficial titulada “Corazón, carácter y pasión”- . Mi madre se puso a llorar, estaba mi hermano, llegó mi padre. Los periodistas llegaron a mi casa de Camas para las fotos. Saqué una camiseta con el ‘2’, el número que llevaba con la sub-21. Entonces era lateral derecho”.
Para Madrid que se fue el martes siguiente después de jugar ya el domingo con el primer equipo del Sevilla en Mallorca, no con el juvenil. Su madre eligió para la ocasión un traje negro de rayas. Se entera nada más llegar a la concentración que si juega contra China se convertirá en el jugador más joven en debutar con la Selección en los últimos 64 años.
“El hecho de debutar tan joven me alegra. No me hace sentir presión alguna. Todo lo contrario, me motiva mucho más. Es cumplir tan pronto el sueño de toda mi vida”. Luis, muy suyo, para esos temas, le da la bola justa. “Me ha dicho que me comporte como soy y que si juego lo haga como en el Sevilla”.
Sábado 26. Estadio Helmántico de Salamanca. Sergio no es titular, pero adivina que va a jugar. Entra tras el descanso por Puyol, que actuaba entonces también de lateral derecho. Lleva el 15 a la espalda. “Luis me pidió que subiera por la banda y no me complicara la vida. Me dijo: niño, sal y hazlo como tú sabes, que yo tengo anchas las espaldas y si la cosa sale mal las críticas serán para mí. Eso se me quedó marcado. Que entrenadores como Luis Aragonés o Caparrós se la jueguen con gente sin experiencia dice mucho”. Sergio, en esos momentos, piensa en su abuela, en sus padres, en sus hermanos…
Cuatro días después en el Maracaná de Belgrado debut oficial y como titular. Luis confía en su valentía y potencia física. Puyol pasa a central. Sergio pide a Luque que le deje la camiseta con el número 19. Los años que cumple ese día. Con ella juega. En la foto oficial aparece, medio de pie, como teórico delantero centro. Vio una tarjeta amarilla. Cumplió.
Ya estaba en la rueda. Luis continúa contando con él. Su primer gol, fueron dos, el segundo y el tercero de un 0-6 en San Marino, llega en su sexto partido. Estamos ya en la temporada siguiente y es jugador del Real Madrid. Lo tiene grabado. “Fue un centro de Torres desde la izquierda, Villa, a la corta, cabecea hacia atrás y el balón me cayó encima. Rematé con la derecha, el portero rechazó y en una melé de jugadores volví a rematar. Fue un gol de área pequeña. De delantero centro. El segundo fue a la salida de un córner”.
Su primera gran competición no termina precisamente como esperaba y pasado el tiempo lo explicaba con humor en su libro. “El Mundial 2006 fue aquel en el que íbamos a jubilar a Zidane y Zizou nos pintó la cara. Fue un palo largo. Yo estaba todavía de aprendizaje en la Selección. Francia era un equipo veterano y parecía que estaba muerto pero la experiencia fue un grado en nuestro partido. Lo mismo nos pasó después a nosotros. Ganábamos partidos porque sabíamos lo que teníamos que hacer en cada momento. Aprendí mucho de lo que ocurrió en Alemania”.
El siguiente desafío es la Eurocopa 2008. Sergio anticipó que España podía dar el golpe antes de llegar a la fase final. “Hay mejor selección de lo que se dice y se ha demostrado en estos últimos partidos en los que se ha ganado, se ha dado la cara y se ha jugado muy bien. España tiene que estar con las selecciones de máximo nivel y competir con ellas. No hemos logrado nada, pero hay tiempo. Alguna vez nos tocará y las bases se han puesto. Se ha buscado un estilo y está funcionando. Ya es algo. Luis es un entrenador que sabe mucho de todo esto, que ha aguantado todas las críticas y ha manejado la situación. Yo le tengo mucha fe a la próxima Eurocopa”.
Tanta que España ganó el título. Sergio pasó en esa fase final por momentos negativos y de duda. Eran preferentemente cuestiones tácticas propias del puesto de lateral que él interpretaba a su manera. Si tenía que subir más o menos al ataque. También hubo alguna polémica sobre su comportamiento. Luis aireó el asunto y Sergio le pidió que le dijese las cosas en privado y no por los periódicos. No se cortaba ‘el niño’.
Su rendimiento fue de menos a más a lo largo de la competición. “Aprendí a callarme y escuchar. No comencé bien. Tuve algunos problemillas con el ‘míster’ que luego me ayudaron para terminar jugando a un gran nivel. En la final me encontré fenomenal y me faltó que hubiera entrado el remate que me sacó Lehman en la escuadra. Aquella Eurocopa creo que se celebró y saboreó más que los títulos posteriores por la sequía de la que veníamos”.
De la Eurocopa al Mundial. “Nuestro estado de confianza era mayor. Decían que éramos favoritos, pero no hacíamos caso. La humildad que nos llevó a la Eurocopa debía seguir siendo nuestra filosofía. Nos conocíamos a la perfección era nuestra gran ventaja. No sacábamos pecho. La derrota ante Suiza nos bajó a la tierra. Tengo que reconocer que pensé, ‘perdemos otro y nos vamos para casa’. El día de Chile había tensión y presión. Ganar fue un paso al frente”.
Sergio desvela que a partir de entonces el equipo fue más equipo. “Intensificamos nuestras reuniones para estar más unidos si cabía. No solo se hablaba del juego, del partido. Se hablaba de todo. El día de Paraguay cuando el árbitro pita el penalti de Piqué me veo en el avión de vuelta, fue un instante. Luego pensé en Iker y la confianza que todos teníamos en él con los penaltis. El destino estaba escrito. Iker tenía que pararlo y nosotros ser campeones. Y lo fuimos”.
El nuevo objetivo, hacer historia mundial con la trilogía de títulos llega acompañado de un cambio de posición para Sergio Ramos. De lateral a central, puesto en el que lleva tiempo jugando ya en el Real Madrid. “En la banda tenía más libertad, llegada, me acercaba más al gol que es lo que le gusta al jugador. Tenía riesgo y exigencia física. Siempre pensaba que ya tendría tiempo para jugar de central, una posición donde lo esencial es la concentración”.
La Eurocopa 2012 era la guinda perfecta. “Estuve a punto de cambiar de dorsal y ponerme el ‘4’, pero al final me quedé con el ‘15’ por Puerta. Me puse Ramos en la camiseta y me cambié de look. Fue mi mejor competición de las tres, la más completa. Contra Portugal me nombraron mejor jugador del partido. El penalti tenía pensado tirarlo así, a lo Panenka, casi desde que fallé contra el Bayern. Al míster le dije algo cuando estábamos para lanzar. Me miro raro. Creo que cuando vio como tiré dijo algo a los que estaban a su lado. Él sabe que estoy un poco loco. La final contra Italia fue apoteósica”.
Dos partidos después, Sergio redondea los 100 partidos con la Selección. Es en El Molinón contra Finlandia (23-3-2013). Nunca ningún jugador en Europa había llegado a esa cifra con su edad. Estaba a siete días de cumplir los 27. Supera al alemán Podolski que lo había logrado con esos años ya cumplidos.
En las duras, Mundial 2014, Eurocopa 2016, Rusia 2018, Sergio siguió ahí. Heredó el brazalete de capitán y como tal ha ejercido en las derrotas. El recuerdo del pasado era inevitable. “Es muy complicado que la Selección vuelva a alcanzar el nivel que tuvo. Era una selección única y no hay que compararla o equipararla. Tenemos que formar un equipo que ilusione y que pueda competir con las grandes selecciones. Hemos vivido en una burbuja de éxito y de gloria”.
El record de partidos internacionales tenía que llegar y llegó el 12 de octubre de 2019 en Oslo contra Noruega. Tres días después, en Cádiz, recibe el homenaje de la Federación y de la afición por la efeméride. Un brazalete de oro y una gran foto en la tribuna del Carranza con sus tres grandes trofeos. “Nunca pensé que sería el jugador que en más ocasiones defendería la camiseta de la Selección. Después de tantos años viniendo,sigo sintiendo el mismo orgullo y la misma ilusión cada vez que me pongo la camiseta de nuestro país. Me siento un afortunado por poder capitanear esta selección, con la misma hambre y la misma ilusión que tuvimos en su día y tuvimos la oportunidad de ganar todo".
En el balance final de su trayectoria es obligado un recuerdo para sus seleccionadores. “Quien más me marcó fue Luis Aragonés. Yo era muy joven y sus consejos valían por mil. Hizo un trabajo espectacular y me quedo con él por su apuesta por mí y los consejos que me dio. Era un hombre sabio, motivador. Nos hacía creer que éramos mejores de lo que éramos. Pero a la misma vez te daba ese ‘palito’ de humildad para que no nos viniésemos arriba. Veníamos de muchos años sin ganar nada. Llegamos muy motivados. Era el momento de dar un golpe encima de la mesa. Vicente era distinto y sus éxitos están ahí. Nos sabía llevar bien. Cuando se fue ya lo dije. Deja un legado eterno como técnico y como persona”.
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