Dos goles de Antoine Griezmann en el tramo final de un partido gris alivian al Barça de una debacle ante un Ibiza que puso contra las cuerdas al vigente subcampeón de la Copa del Rey
Quique Setién escribió en Ibiza su segunda página como entrenador del FC Barcelona. No lo hizo recurriendo a una literatura ni mucho menos costumbrista al afán ganador del público azulgrana, y sembró algunas dudas aunque la historia no haya hecho más que comenzar. Costó, y mucho salir vivo de las islas. Y no precisamente por el temporal que amenazaba en la previa, sinó por una más que meritoria imagen de un rival afincado en Segunda División B y la versión más decepcionante y plana del actual subcampeón de la Copa del Rey. Un capítulo que sobre el papel debía haberse zanjado en un abrir y cerrar de ojos, pero que sin embargo tuvo que recurrir a uno de los grandes protagonistas por antonomasia, como es el francés Antoine Griezmann, para cerrarlo con un tímido buen sabor de boca. Sensaciones frías sobre un campo amenizado por su componente artificial, que dejan al Barcelona una vez más como equipo de los octavos de final de la Copa del Rey.
El Ibiza sorprende a un Barça innovador
Era el partido perfecto para hacer probaturas. No con los jugadores de primera fila, pero sí con parte de ellos. Tenía claro Quique Setién que no habría otro día para mezclar a su antojo los componentes de su equipo sin acudir a males mayores. Ante un previsiblemente inferior Ibiza UD, el cántabro plasmó sobre el césped de Can Misses un puzzle de nombres que derivó en un 3-5-2. Con sólo un central al uso, como es Clement Lenglet acompañado de Nelson Semedo y Junior Firpo, dos laterales de recorrido, Setién salió con tres hombres por delante de la meta defendida por Neto Murara, y un poblado centro del campo con aparentes señas de calidad para dar enganche a Antoine Griezmann, Carles Pérez y Ansu Fati. El experimento no salió como se esperaba, y enseguida empezó a acusar el Barcelona los desajustes defensivos por parte de un descarado Ibiza. El cuadro local encontró situaciones de dos contra uno en las bandas, que desestabilizaron por completo a una paupérrima defensa.
El Barça acusó los desajustes defensivos del 3-5-2 y se vió sorprendido por un gran Ibiza, que logró adelantarse en el marcador y perdonó más de un gol
El guión, como era previsto, fue calcado al del pasado fin de semana ante el Granada. Un Barça dominante por medio del balón ante un conjunto replegado en busca de oportunidades para salir a la contra. Resultó sin embargo, un juego mucho menos fluido que el visto en el Camp Nou, lo que desencadenó que el conjunto blaugrana no gozara de ningún disparo a puerta en toda la primera mitad. Sí disparó entre los tres palos un Ibiza que logró sorprender a Neto en la primera ocasión que tuvo, dejando en evidencia la fragilidad defensiva de un Riqui Puig que no tuvo su día. El gol de Javier Pérez, que elevaba al cielo a todo el coliseo ibicenco, no sirvió ni mucho menos como reacción para el conjunto culé, que parecía atascado en el verde artificial. Al contrario, resultó más incisivo ante un Barça que se replegó redibujando el sistema a un 4-3-3 más reconocible en funciones defensivas, pero que siguió evidenciando sus carencias. El Ibiza llegó más y mejor a la puerta de Neto, viéndose anulado un gol y perdonando otro contra la madera, en los que fueron los mejores minutos de los de Pablo Alfaro antes del descanso.
Ansu Fati brilla y Griezmann da la vuelta al partido
De un Barça irreconocible, tan sólo dió señales de vida un Ansu Fati que lo probó de todos modos desde la derecha, pero que no estuvo acompañado en ningún momento por los suyos. El guión del segundo tiempo fue calcado al del primero. El Ibiza, tratando de quitar minutos al partido, se dedicó a perturbar al Barça con una sólida defensa, mientras que los azulgrana seguian haciendo gala de una posesión estéril que llegaba al 83%. El control del balón, no generaba sin embargo llegadas a la meta rival, y ni mucho menos una sensación de comodidad sobre el verde. Setién trató de cambiar el rumbo de un partido perdido, dando entrada a Jordi Alba por un desapercibido Carles Pérez, a quien al contrario que el de Cornellá le faltó esa profundidad que le caracteriza como extremo. Alba compareció en el tramo final para tratar de dar la vuelta al partido y proponer cosas nuevas. Arthur Melo hizo lo propio con el canterano Riqui Puig, que tras cubrirse de elogios ante el Granada no tuvo su noche en las islas.
Griezmann y Frenkie de Jong aparecieron en el tramo final para dar la vuelta a un mal partido de los de Quique Setién
Con todo en contra y a falta de veinte minutos, el Barça vió por fin la estela de un desapercibido Frenkie De Jong, que no debió acomodarse en el césped ni al rival. De las botas del holandés nació el gol del empate, obra de Antoine Griezmann, que desubicado como referencia ofensiva convirtió la primera que tuvo. El francés dejó claro ante el Ibiza que la de "9" no es su posición, y a pesar de que trató de jugar por dentro, no tuvo su noche. Pero el ex del Atlético de Madrid se decidió en el tramo final por hacerse amo y señor de un encuentro más que desfavorable para los intereses del Barcelona, y culminó en el último minuto una remontada ni mucho menos merecida imponiendo la lógica. Sin brillo y con muchas dudas, el Barça de Can Misses salió siendo equipo de octavos de final de la Copa del Rey, con la premisa de mejorar cuanto antes si no quiere volver a tener un susto como ante un orgulloso Ibiza.
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